La letanía de las
convenciones climáticas ha tomado como referencia un sólo factor influyente,
teóricamente el más sencillo de atajar, en el llamado calentamiento global, sin
tener en cuenta al resto – Alfonso
Campuzano
En las
convenciones climáticas que se vienen promoviendo desde 1994, como si fuera una
letanía, no se habla más que de los gases, que presuntamente influyen en el
llamado calentamiento global, como si sólo existiera tal causa, pretendiendo
erradicarlos, cuando lo más curioso es que existen una serie de factores difíciles
de comprender que, en futuro condicional, pueden influir en el termómetro hacia
uno u otro sentido.
El dióxido de carbono (CO2)
es imprescindible para la vida y
fotosíntesis de las especies del reino vegetal, pues la Tierra, sin él, sería
un desierto.
El óxido
de carbono (CO) unido al óxido nitroso (N2O) y al dióxido de azufre (SO2)
constituyen una mezcla elevadamente tóxica, a la vez que contaminantes, que aumentan con el tráfico rodado,
aunque fluctúan, según la calidad de las casas fabricantes de vehículos y del
empleo de carburantes y, no digamos, según qué regiones del planeta.
El metano (CH4), procedente del laboreo
agrícola; de la putrefacción de sustancias biológicas; de las granjas, en plan regüeldo, cuya responsabilidad recae en los animales
mamíferos rumiantes; de la sobreutilización de productos transgénicos;
de los yacimientos de gas y de carbón.
Los hidrofluorocarburos (HFC) muy utilizados en frigoríficos y aire acondicionado.
La corriente del golfo asciende hacia el polo norte derritiendo el hielo ártico
En el Océano glaciar Ártico se está reduciendo la extensión acuática helada en unas tres cuarta partes, consecuente al cambio de rumbo de las corrientes atlánticas procedentes del golfo de México, mientras se está incrementando la capa de ozono (O3) atmosférico y estratosférico, muy variable y acomodaticio, hasta el mes de agosto. Sin embargo, en el Océano glaciar Antártico ocurre todo lo contrario, es decir, está creciendo el área de terreno helado, mientras se debilita la capa de ozono (O3) atmosférico y estratosférico hasta diciembre. La formación del hielo en ambos territorios polares, desigual y complementaria, está influida por el dinamismo que imprimen los cursos oceánicos, los flujos atmosféricos, los entornos ambientales, la salitrosidad de las aguas y poco, o casi nada, con la emisión de gases. La diferencia de temperatura entre uno y otro polo es de una veintena de grados. El equilibrio se da porque, mientras un territorio se deshiela el otro se hiela, dependiendo siempre de la variación de la inclinación del eje terrestre, ya sea en metros o en grados, gracias a los movimientos sísmicos.
El fenómeno El
Niño-Oscilación del Sur o E.N.O.S. (El Niño-Southern Oscillation o
E.N.S.O.) provoca
un calentamiento anómalo, discontinuo, inestable, tanto acuático como
atmosférico, de la zona ecuatorial oriental del océano Pacífico, que
se mantiene entre cuatro y diez meses, que consigue modificar las pautas
tradicionales del clima, debido quizá al desplazamiento del eje terrestre.
La basura/chatarra espacial, desde 1957, a 600 km. de altura, contiene más
de 17.000 fragmentos,
unas 26 Tm, y aumentando, porque no hay decisión de resolverlo por parte de los
gobiernos implicados.
La actividad solar, al
no ser estática, aumenta y disminuye cada década.
La
teoría del enfriamiento del núcleo planetario, según Bruce Jakosky, es digna de tener en cuenta, pero no como algo que
pueda ocurrir inmediatamente, sino con el paso del tiempo, que hace perder su
campo magnético provocando un viento solar capaz de barrer la atmósfera y
desnudar la superficie planetaria.
Cataclismos/catástrofes naturales como diluvios, fuegos, inundaciones, fallas, maremotos,
riadas, tempestades, terremotos,
erupciones volcánicas, pero siempre en vías de transformación a nivel local o
regional que, aparte de afectar al conjunto terrestre, incluso perturban a la atmósfera, también lo hace sobre el
desplazamiento del eje.
Por
último, el impacto terrestre de algún meteoro/asteroide perdido.
No hay que
obsesionarse, como lo hacen a menudo los climatólogos, con que durante uno, dos
o tres años, más o menos seguidos, la temperatura global planetaria ha
aumentado alguna décima o algún grado, porque el planeta no es una olla a
presión, y si lo es, todo lo que asciende desciende.
Alfonso Campuzano
Muy interrsante este artículo.
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