viernes, 29 de diciembre de 2017
jueves, 28 de diciembre de 2017
JUGUETES DESTROZADOS
El laboratorio de la política tribal enjuaga demagogia popularista que, mediante imposición, induce a votantes sedados y anestesiados – Alfonso
Campuzano
Toda ocurrencia política de
laboratorio, a modo de enjuague, transformado en demagogia popularista o no, se
siembra hasta que el fruto apetecido, una vez pasado el túnel del tiempo, ha
sido aceptado en la mente de los votantes, momento que es aprovechado para eludir
la responsabilidad y trasladarla a ellos, mediante la mano alargada que convoca
situaciones tormentosas, que desemboca en un cul-de-sac o bien en un
bucle insistente de empecinamiento hasta que den arcadas.
Como ejemplo significativo destaca
la semilla de la imposición de cualquiera de las lenguas tribales, con cierto
tufo de nacimiento autárquico, propuesta como algo evolucionista, que fue
plantada por un político, en plural, en connivencia con los poderes públicos, hasta
su germinación como una involución lingüística, en una sociedad sedada, y hasta
anestesiada, debido a la hegemonía del voto al veto.
Este es el mecanismo de actuación
de unos partidos políticos minoritarios, enrabietados que, mediante una
irreflexión, llevada al último extremo de la razón, creada tras un ambiente
cansino de reiteración, intentan mantener en vilo a los mayoritarios, mientras
no lleguen a conseguir intereses individuales que les hagan perdurar en la
poltrona.
Las campañas permanentes, e impertinentes,
de pelelismo político consentido de hogaño evolucionan irremisiblemente hacia
la lógica del liberticismo en las que los gobiernos autonómicos, en su afán
confiscatorio, e indeciso, se han olvidado que la Constitución de 1978 habla de
igualdad y solidaridad, que no se cumple, porque pretenden que los votantes acaten
su delirio.
Es norma que la Justicia no advierta
a nadie de que la ruta emprendida sea la equivocada, salvo a ciertos políticos,
de manera que la teórica regeneración jamás se podrá llevar a cabo si no se
aplica el Código Civil a todo aforado, o similar, como a cualquier ciudadano,
ya sea votante o contribuyente con sus impuestos.
Da la impresión de que, desde el
comienzo de la Partitocracia, allá por el último cuarto del siglo XX, institucionalmente
ha pululado a sus anchas una especie de connivencia, al observar que, mediante sordera
y visión funcionales, los políticos se culpan unos a otros de su mala gestión,
traducidas en una predisposición de huida hacia delante, con unos resultados
catastróficos en cuanto a la solidaridad y bien común.
Ante este panorama, de nada sirve
votar, una y otra vez, viendo que los políticos no han evolucionado, sino que
están anclados en años finales del siglo XIX y principios del siglo XX,
exhibiendo gestos, palabras, símbolos, totalmente caducos; enorgulleciéndose de
ser anticapitalistas, antioccidentales, sobre todo antisistema del que se
aprovechan para vivir, llevándose la palma el ser progresista, sin darse
cuenta, o quizá sí, que el progresismo entraña veladuras propias de quien
quiere medrar entre votantes ignaros.
Un político responsable, si lo
hubiere, y no zombi, incapaz, incompetente para negociar y empatizar con sus
electores, jamás debe romper con el pasado histórico, sobre todo cuando se
ignora la propia Historia, sino que debe reformar, pensando en generaciones
venideras, mirando siempre hacia el futuro, hacia el bien común de la sociedad,
sin jugar con términos peligrosos como si fueran juguetes inofensivos, que no
lo son.
ALFONSO CAMPUZANO
ALFONSO CAMPUZANO
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jueves, 21 de diciembre de 2017
jueves, 14 de diciembre de 2017
TROQUELAMIENTO ANIMAL
La aparición, o
desaparición, de especies en el planeta azul, tras haber habido cinco
anteriores a la actual, es innata y genética, según qué época – Alfonso Campuzano
Existe una necesidad imperiosa por
convencer a la UE de que ciertas especies en peligro de extinción deben pasar a
un régimen diferente al actual. Ya pasó la época, y debe adaptarse, ya que bajo
el paraguas del proteccionismo existe un descontrol muy bien controlado. Quien
quiera animales salvajes tiene la libertad de convivir con ellos, pero sin
obligar y, menos aún, imponer. Y, caso contrario, pueden llevárselos a sus
tierras.
Lo que la Naturaleza enseña es que
cualquier especie, ya sea terrestre, acuática, aérea, lucha por
sobrevivir, incluida la humana, reclamando continuamente su territorio, a fin
de modificarlo, reciclando lo que consumen, mediante su metabolismo, por lo que
la armonía, entre ellas, no debe recorrer caminos demagógicos.
Todavía los defensores de especies
en peligro de extinción se niegan a analizar, un decir, y a desmenuzar, los
entresijos de la selección natural, por la que unas aparecen, mientras que
otras desaparecen, suceso innato, gracias a su genética, sin más, después de
haber habido, que se sepa, cinco anteriores. La regeneración de las mismas
existe, pero nunca a gusto de todos, porque siguen leyes naturales, cuando sea
la época.
El desasosiego de la sociedad, que
tantos años dura, se debe a intereses ocultos, que llenan faltriqueras, mediante
el patrocinio cinematográfico, ya sean fotos o películas simpáticas, incluso impactantes, que remuevan sentimientos, manipulando
los reportajes de adaptación de los animales salvajes, con la intención de
concienciar hacia la empatía y humanización animal.
Gesto humano de un animal irracional conseguido mediante amaestramiento, otra forma de maltrato
Algunos ya lo llaman troquelar, una
forma de maltrato, antes y después, de muy diversas formas, incluso crueles,
con la pretensión de que hagan lo que se quiere que se vea, como si fuera algo
natural, que no lo es; que no ha podido ser captado, incluso en cautividad; que
no lo parezca, porque de otra manera difícilmente se conseguiría. Lo mismo que
amaestrar, intentando que realicen gestos humanos, a la vez que se intenta
conocer las consecuencias, modificar la heterogeneidad de los territorios,
programar la subsistencia.
Oso polar con aspecto caquéctico, en fase terminal, probablemente debido a una enfermedad tumoral
Se debe entender, sin que las
palabras sean tergiversadas, que si se observa la caza, llamada furtiva, es que
la propia sociedad humana trata de defenderse ante un peligro evidente que la
autoridad del momento no ha sabido entenderlo y, sobre todo, no ha tomado las
medidas necesarias.
Existe
un nexo colosal individuo-canino, considerando a las mascotas como si fueran
humanos. Incluso se ha llegado a hablar de dignidad animal, momento en que la
pregunta que surge en cualquier mente racional es si quien lo manifiesta sabe
lo que significa.
ALFONSO CAMPUZANO
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