domingo, 1 de marzo de 2015

LA MEDALLA PENDIENTE


En esta vida todo, tarde o temprano, casi todo se llega a saber. Éste es el caso del por qué el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha sido recibido y condecorado por el presidente de Bolivia, el popularista Evo Morales. Hay varias razones para mostrar y demostrar su agradecimiento pues, en su primera visita oficial a España, en aquel septiembre de 2009, el Gobierno de entonces encabezado por ZP, se encargó de que fuera acogido en Leganés bajo un baño de multitudes, tanto por bolivianos como por residentes de otros países sudamericanos, calculándose en más de cinco mil personas a las que arengó en un mitin con dialéctica antiimperialista y antimercantilista. El Alcalde del municipio en armonía con este visiteo le entregó el título de Visitante Ilustre de Leganés. Barajando cifras de aquellos años, se consideraban censados poco más de cien mil bolivianos, aunque extraoficialmente se estimaba que cerca de otros trescientos mil estaban en situación irregular.
Hay que retroceder unos cuantos años para averiguar que, sólo entre los años 2000 y 2008, España había donado a Bolivia 220 millones de dólares, sin especificar para qué, como siempre, quizá por algún sentimiento de culpabilidad gubernamental, ajeno al habitual contribuyente español, al que no se le consulta, aquél que anual y habitualmente hace la Declaración de la Renta de las Personas Físicas.
 Sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero firmó la condonación de ochenta y tres millones de dólares que tenía Bolivia con España, es decir el 60% de una parte de la deuda, mientras que lo restante se comprometería a utilizarlo en programas de educación, hecho muy difícil de constatar, por no decir que imposible.
Como compensación a este magnífico detalle, el Gobierno español exigía de él que, como presidente de Bolivia, dada la inseguridad jurídica de su país, protegiera los intereses de empresas españolas como Hidrocarburos; Electricidad; gestión de Aeropuertos; industria del Ocio; Explosivos; gestión de Pensiones.
El resultado de aquella visita del presiente boliviano, pese a los compromisos, firmados o no, incluida la cancelación de casi la totalidad de la deuda, las tensiones han existido, pues tras cinco años se vislumbra que se hizo un cambio de humos, sobre todo al constatar que ZP iniciaba un viaje que incluía visitas privadas, que no han sido tales, siempre acompañado de su fiel escudero, capacitado en desatinos, por si las sorpresas, que las ha habido, y varias.
La medalla que dormía en el baúl de los recuerdos ha despertado cuando el presidente boliviano, Evo Morales, le ha otorgado su máximo reconocimiento condecorativo colgando en el pecho de ZP la Gran Cruz del Cóndor de los Andes. Y para completar el ciclo se ha encontrado de frente con la investidura de doctor honoris causa por la Universidad Mayor de San Andrés.
Tanto una condecoración como una investidura de doctor no se improvisan jamás. Lo que quiere decir es que ZP no hace política de Estado pues, en esta ocasión, el Gobierno español no le ha nombrado embajador extraordinario. Tampoco hace política de partido porque sus colegas desconocían sus intenciones, sino una política pancista dentro de su propia necedad.

Alfonso Campuzano
          
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