En esta vida todo, tarde o temprano, casi todo se
llega a saber. Éste es el caso del por qué el ex presidente español José Luis
Rodríguez Zapatero ha sido recibido y condecorado por el presidente de Bolivia,
el popularista Evo Morales. Hay varias razones para mostrar y demostrar su
agradecimiento pues, en su primera visita oficial a España, en aquel septiembre
de 2009, el Gobierno de entonces encabezado por ZP, se encargó de que fuera
acogido en Leganés bajo un baño de multitudes, tanto por bolivianos como por residentes de otros
países sudamericanos, calculándose en más de cinco mil personas a las que arengó
en un mitin con dialéctica antiimperialista y antimercantilista. El Alcalde del
municipio en armonía con este visiteo le entregó el título de Visitante Ilustre de
Leganés. Barajando cifras de aquellos años, se consideraban censados poco más
de cien mil bolivianos, aunque extraoficialmente se estimaba
que cerca de otros trescientos mil estaban en situación irregular.
Hay que retroceder unos cuantos años
para averiguar que, sólo entre los años 2000 y 2008, España había donado a
Bolivia 220 millones de dólares, sin especificar para qué, como siempre, quizá
por algún sentimiento de culpabilidad gubernamental, ajeno al habitual contribuyente
español, al que no se le consulta, aquél que anual y habitualmente hace la
Declaración de la Renta de las Personas Físicas.
Sin
embargo, José Luis Rodríguez Zapatero firmó la condonación de ochenta y tres millones
de dólares que tenía Bolivia con España, es decir el 60% de una parte de la
deuda, mientras que lo restante se comprometería a utilizarlo en programas de
educación, hecho muy difícil de constatar, por no decir que imposible.
Como
compensación a este magnífico detalle, el Gobierno español exigía de él que,
como presidente de Bolivia, dada la inseguridad jurídica de su país, protegiera
los intereses de empresas españolas como Hidrocarburos; Electricidad; gestión
de Aeropuertos; industria del Ocio; Explosivos; gestión de Pensiones.
El
resultado de aquella visita del presiente boliviano, pese a los compromisos,
firmados o no, incluida la cancelación de casi la totalidad de la
deuda, las tensiones han
existido, pues tras cinco años se vislumbra que se hizo un cambio de humos, sobre todo
al constatar que ZP iniciaba un viaje que incluía visitas privadas, que no han sido tales,
siempre acompañado de su fiel escudero, capacitado en desatinos, por si las sorpresas, que las ha
habido, y varias.
La medalla que dormía en el
baúl de los recuerdos ha despertado cuando el presidente boliviano, Evo
Morales, le ha otorgado su máximo reconocimiento condecorativo colgando en el
pecho de ZP la Gran Cruz del Cóndor de los Andes. Y para completar el ciclo se ha encontrado de frente con
la investidura de doctor honoris causa por la Universidad Mayor de San Andrés.
Tanto una condecoración como una investidura de doctor no se improvisan
jamás. Lo que quiere decir es que ZP no hace política de Estado pues, en esta
ocasión, el Gobierno español no le ha nombrado embajador extraordinario. Tampoco
hace política de partido porque sus colegas desconocían sus intenciones, sino una
política pancista dentro de su propia necedad.
Sigue a @AIf0ns0
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