En Política los hechos se materializan a cámara lenta para que no se advierta quién es el protagonista – Alfonso Campuzano
Paulatinamente, y día a día, siguiendo las cuasi órdenes proferidas por el Director General de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), Tedros Adhanom Ghebreyesus, desde la última semana del mes de diciembre de 2019, lanzaba unas afirmaciones increíbles que iban entrando con calzador y cachaza en las mentes de gobernantes y gobernados.
¿En pleno siglo XXI, y con la flor y nata de la tecnología punta, es posible que ocurra una pandemia? Nadie podía pensar que pudiera ocurrir semejante anuncio. El planeta no estaba en el Época del Medievo, al menos, no todo. Pues sí, estaba iniciándose.
Sin embargo, los gobiernos han claudicado ante un bicho invisible, viniéndoles como anillo al dedo al darles la oportunidad de poder ejercer dictatorialmente en unos países más que en otros, al menos así, en grado sumo, se vive en España, que aprovechando una emergencia sanitaria están desempeñando una nefasta gestión administrativa con decisiones equivocadas, tanto que afectan a derechos fundamentales individuales, que tanta sangre ha costado a través de los siglos, para despertar con una dictadura ultraizquierdista calcada de Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte, etcétera.
Un gobierno socialcomunista –la peor coalición que se pueda dar en el terreno político–, al menos en el español, que no ha dudado en ampliar la hiperansiedad mediática de los ciudadanos, a cualquier hora del día, lo que conlleva a establecer prioridades políticas por delante de las sanitarias, entre ellas, médicas, sobresaliendo dejación de funciones habituales en procedimientos médicos y quirúrgicos por sobreactuación en lo desconocido, que han dado lugar a funciones inesperadas.
Desde que, a la luz del día sin despeinarse, se admite que las estadísticas sobre cualquier proceso, ya sean resultados de encuestas o resultados electorales, pueden ser manipuladas mediante algoritmos del ciberespacio, la sociedad española vive en ese universo paralelo, tal como pronosticó el socialista Alfonso Guerra.
Si el gobierno confina –vocablo militar– a todo el mundo, enfermos y sanos, en lugar de aislar –vocablo médico– únicamente a los enfermos, difícilmente la economía puede resistir, con lo que el hambre y la miseria se dibujan en el horizonte.
El gobierno que se ha reído de los gobernados al asegurar que había nombrado un plantel de expertólogos sanitarios inexistente, mientras el cerebro sin tener codificada la utilización continua de mascarilla en el desarrollo de la vida diaria, impide que se desarrollen adecuadamente los cinco sentidos.
Todo ello, en un abanico de gobiernos terrícolas que han obedecido al unísono las órdenes recibidas sobre el coronavirus SARS-CoV-2. Para colmo, ha sido la propia O.M.S. quien ha anunciado que el objetivo no es encontrar la vacuna –aunque se encuentre–, sino acelerar la reorganización de la sociedad hacia la cogobernanza planetaria.
No hace falta escuchar palabras extranjeras, sino que el ministro espectral de Universidades, Manuel Castells, albaceteño independentista, ya ha hecho suyas anunciando que el orden mundial actual va a ser subvertido por otro nuevo.
Así que, la pandemia era una plandemia orquestada desde donde se ha podido para hacer colapsar al planeta azul.
ALFONSO CAMPUZANO
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