La burbuja blindada, en su canto al carpe
diem, es una novela urbanícola, que refleja la ansiada búsqueda de la filosofía
del placer, que hace realidad cuantas fantasías eróticas se ponen a su alcance,
que se embarca en un viaje por las estaciones de la addictĭo sexum, unido a las andanzas cotidianas de las mascotas
Kiti y Pikín – Alfonso Campuzano
Se trata de unos interesantes y
originales fragmentos del diario de Daniel Bridamón en el que cuenta ciertos
pasajes de su vida privada, situada entre finales de los años cincuenta y
principios de los noventa, quizá fuera 1991 la fecha de su jubilación,
siguiendo unos pasos que reflejan la ansiada búsqueda de la filosofía del placer,
intentando poder hacer realidad sus fantasías eróticas al embarcarse en un
viaje por las estaciones de la addictĭo sexum, un motivo, o quizás
un propósito, más que suficiente como para terminar deshojando el día a día.
Lo difícil fue elaborar el perfil
que debería tener cada uno de los personajes, incluidas las dos mascotas, Kiti
y Pikín, para que estuvieran a la altura de las circunstancias que se requería
de ellas. Las más de ochocientas horas empleadas en redactar y corregir el
manuscrito no resultaron en vano, y dan prueba de ello.
En el transcurso de estos cuarenta
años se relata, tanto la muerte del abuelo Serafín como el recuerdo de algún
retazo de la Guerra Civil española, fundamentalmente el universo conyugal, ampliamente soñado, aunque abocado al
fracaso desde su primera andadura, desmoronado durante
la luna de miel, transformada en luna de hiel, pero contenido, y consentido en
parte, gracias al status social del propio Daniel, y a la conveniencia de su
esposa Mariki.
Daniel, cirujano digestivo,
especializado en los EE.UU., es un gran orador con cierta capacidad para
seducir a las mujeres, dado su aplomo en la forma de hablar, normalmente
muy directo en la conversación, no se anda con rodeos, planteamiento que
las lleva hacia un camino regado de fantasías eróticas, incluso con descripciones
divertidas, con momentos brillantes, en un recorrido rebosante de sensualidad, hasta
cierto punto licenciosas, de los momentos
pasionales con instantes arrebatadores donde
cambia el tono y el lenguaje deja de ser sugerente para volverse directo y casi
desenfrenado hacia la búsqueda de su delectatio sexum en un bucle sorprendente con las tres mujeres que conforman su vida
sexual activa: la periodista Carlota, la enfermera-anticuaria Marga, la fotógrafa Alina.
Esta novela urbanícola en la que los
perfiles de los personajes están muy elaborados, a fin de que transmitan
perfectamente sus sentimientos a los lectores, con la pretensión de que algunos
logren empatizar, según sus gustos, es amena,
cercana, cotidiana, creíble, curiosa, que desarrolla un tema ágil,
que destaca por su capacidad de entretener en ciertos
momentos, incluso positiva, que se lee de un tirón, donde no hay,
sino personajes reales como la vida misma que, aunque adictos al
hedonismo, bien podrían ser cualquier persona que
conocemos, desde un vecino a un compañero de trabajo, incluso un
familiar, llamando la atención las atmósferas urbanas envueltas en un
halo de gran contenido erótico muy español, lejos de iconos
masculinos inalcanzables.
En suma, es un canto a la vida,
un canto al carpe diem por parte de Daniel, donde el tiempo y la
respiración se detienen ante la lectura de esta obra dinámica, interesante,
ocurrente, cimentada en un cuartero, cuyo nexo es el
sexo, descrito en clave hedonista, repleto de aventuras romántico-sexuales, que merece la pena tener entre las manos, sin olvidarse de las andanzas cotidianas de las mascotas, tanto de Kiti como
de Pikín.
Alfonso Campuzano
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