LA BURBUJA
BLINDADA es mi primera novela publicada,
aunque la cuarta en escribirse, todas ellas, producto de un hecho luctuoso; sin
embargo, la tengo especial cariño, fruto de un tiempo pasado, veintiún años.
El argumento, profundo y minucioso, difícil de
escribir, supuso un gran reto, que me bullía en la mente, mientras intentaba
desarrollarlo, buscando que el contenido fuera ágil,
ameno, cercano, cotidiano, creíble, curioso, entretenido, positivo,
que se leyera de un tirón, donde no hubiera superhombres, sino personajes
reales como la vida misma que, aunque adictos al hedonismo, que bien pudieran
ser cualquier persona que conocemos, desde un vecino a un compañero de
trabajo, incluso un familiar, que llamara la atención por las
atmósferas urbanas envueltas en un halo de gran contenido erótico
paulatinamente muy español, lejos de iconos masculinos inalcanzables. Una tarea ardua que
supuso una dedicación de más de ochocientas horas.Tanto el paisaje descrito como las escenas y situaciones
son muy cinematográficas.
Lo que mi imaginación
me pedía en aquella época eran unos personajes con un punto de licenciosidad en
sus acciones, aunque buscando la manera de que tuvieran una cierta justificación.
Los protagonistas son cinco personas y dos mascotas, Kiti y Pikín, bajo el hilo conductor de Daniel, un
cirujano digestivo especializado en U.S.A. por los años finales de los
cincuenta, hedonista, bon vivant, que
desarrolla su actividad profesional médico-quirúrgica en un hospital público,
un gran orador con cierta capacidad para seducir a sus
amantes con la forma de hablar, normalmente directa desde un principio, no
se anda con tapujos, y esta seguridad es lo que las lleva hacia un camino
repleto de fantasías eróticas, divertidas, de sensualidad en las
descripciones de los momentos pasionales donde cambia el tono y el lenguaje, que
deja de ser sugerente para volverse directo ante un sexo desenfrenado con las
tres mujeres que conforman su vida sexual: Carlota, Marga, Alina.
Alfonso Campuzano
Sigue a @AIf0ns0