martes, 22 de marzo de 2022

CONTROL DESCONTROLADO

La Sanidad española, sobre todo la Medicina Primaria –general, cabecera, familia–, está conmocionada, al haberla enclaustrado e impedido realizar labores cercanas e inmediatas en vanguardia, tal y como enseñan en la Facultad – Alfonso Campuzano


Desde finales de 2019 hasta la actualidad, la sociedad española ha vivido una serie de acontecimientos, en materia médico-sanitaria, que chocan contra la enseñanza y el sentido común que se imparte en las diferentes asignaturas, durante los seis años académicos, que se cursan en la Facultad de Medicina.

La llamada pandemia por coronavirus SARS-CoV-2 teledirigida a instancias de la O.M.S., Organización Mundial de la Salud, comienza con un extraño comportamiento de las autoridades chinas, mediante un estado de excepción marcial, desde octubre de 2019, con la proclamación gubernamental planetaria de inseguridad social rápidamente extendida, al promover una cuarentena política una quincena, una semana, cinco días, que no sanitaria, de aislamiento obligatorio para personas sanas –dos decretazos de alarma total, y absolutamente anticonstitucionales, abiertos a la desidia y a la falacia, pese a desconocer casi todo sobre una enfermedad infectocontagiosa, intentando ignorar lo más básico, que condujo a una pseudopandemia de difícil control, porque el maridaje entre Política y Sanidad siempre han ido de mal en peor.

La actuación más delirante fue no considerar oportuno la clausura de las fronteras, tanto terrestres como espacio aéreo, mientras miles de inmigrantes asaltan diariamente las fronteras sureñas sin control sanitario, mientras el poder legislativo se deja controlar por el poder ejecutivo cuando tiene que ser al revés, mientras imprudente e irresponsablemente se impide la realización de necropsias.

Los voceros subvencionados manipulando el discurso, dedicados a infundir miedo, merced a intereses escatológicos, hablando de una nueva economía y un nuevo orden mundiales, dando cancha a entrevistas a personajes que se supone tienen título académico vía televisión en directo–, que asombran y dan vergüenza ajena a propios y extraños, en la mayoría de los casos, con sus inusitadas y vacuas respuestas, pues faltan al sentido común académico quizá no aprendido, quizás olvidado, fundamentalmente por estar mediatizadas políticamente, lo cual no es nada extraordinario en sí, ya que, en una Medicina socializada desde hace más de ochenta años, no puede tener más opción que la que se oye, ya sea por doctrina o por manipulación, con el fin de que la población esté atenta, en todo momento, a los medios de difusión, y agarrada a un clavo ardiendo.

El gran error inconcebible en el ejercicio profesional, pues debe estar en primera línea para lo bueno y para lo malo, es impedir la consulta diaria a los médicos de familia generales, de cabecera, haciendo pruebas marcadamente inespecíficas, pues contactar no significa estar enfermo. Con ello, queriendo o sin querer, la consecuencia más grave es que la Medicina se está desprestigiando solita, y sin atisbo aún del beneplácito que dicta un congreso internacional. Antes de la famosa y última pandemia los médicos generalistas hacían un diagnóstico diferencial entre las habituales enfermedades infectocontagiosas; sin embargo, actualmente ya no es así, sino que todo se engloba con un apellido común: Covid. Nadie puede decir ‘me duele la cabeza’, ‘me duele la garganta’, porque el entorno se asusta y se atrinchera, además, el vecino de arriba diagnostica antes de ser visitado por médico alguno.

La Sanidad, al menos la española, por tanto, está en un cul-de-sac desde hace un par de años, desde el momento que le impidieron ejercer Medicina apolítica, y acelerando sin saber a donde la dirigen los políticos que, en las últimas décadas, con la boquita chiquita, hacen publicidad de la inmejorable que es, mientras el resto de los países del entorno se ríen a mandíbula batiente al reconocer que España ocupa el puesto trigésimo segundo (32) entre los países mejor preparados en el mundo ante el coronavirus SARS-CoV2, aunque asustados por la gestión, dependiente de licenciados ineptos en Medicina, con los profesionales desbordados, con riesgo de contagio y muerte, al ser enviados a una guerra sin armadura, es decir, un control muy bien descontrolado. Y, para colmo, ¿cómo se puede explicar la contradicción de contratar a médicos jubilados masiva y descaradamente por Mariano Rajoy, cuando se asegura que los mayores de edad son personas de riesgo?

La muerte en directo, la transmisión de pánico, prohibición tras prohibición, convertidas en un patrón de consecuencias paranoicas para una generación de niños y adolescentes que han abocado a fobias, incluida la agorafobia, encerrados voluntariamente en su habitación, entre otras cosas.

Las gripes estacionales de años anteriores siempre han colapsado las UCIs/UVIs, con ocupaciones de más del 30%, como ha ocurrido con la pandemia, pero no alarmaban a la población. El periodismo y ciertos profesionales de la Medicina han sido colaboradores necesarios en esta expansión de terror. 

El paso del tiempo está siendo juez de esta situación tan mal gestionada, sobre todo comportamientos y protocolos injustificables, porque un protocolo en los años noventa florecieron nacieron como defensa de un profesional cuando no sabía defender su actuación ante la sociedad.

Corolario: Cuando en un departamento, en un servicio, en una sección, se requiere que no funcione, la solución más sencilla entre el personal pasa por exigir turnos, además de cambiar constantemente a los componentes de un equipo, que no se conozcan, que se entorpezcan.


ALFONSO CAMPUZANO

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martes, 8 de marzo de 2022

EN BUSCA DE LA EXCELENCIA

El material quirúrgico de alta tecnología ha de ir acompañado siempre de una vestimenta apropiada que impida el trasiego de gérmenes entre operador y operado – Alfonso Campuzano


A finales del siglo XIX se produjo salto cualitativo en la cirugía, merced a la puesta en marcha de conocimientos que, desde hacía tiempo, venían siendo demostrados y tan indispensables, entre otros, como son la antisepsia, asepsia, narcosis sedación, anestesia, coma inducido, ayudados por una tecnología cada vez más sofisticada, sin los cuales sería imposible despegar y evolucionar hasta donde se ha llegado en poco más de un siglo después al lograr disminuir considerablemente las complicaciones, sobre todo las infecciones tanto intraoperatorias como  postoperatorias.

Todo lo que acontece en el área quirúrgica se asemeja a un ritual reiterativo solemne cada vez que el personal accede al recinto, sobre todo, y fundamentalmente, el equipo quirúrgico, y con un fin primordial, es decir, preservar de inconvenientes a quienes ceden la profanación de su cuerpo para que sea reparado en condiciones óptimas.

En un principio, se pasó de utilizar la vestimenta de calle nido de gérmenes más o menos patógenos a desecharla y cambiarla por una indumentaria exclusiva y necesaria, hecha en tejido tradicional, a base de tela, para ejercer en las mejores circunstancias para el paciente durante el tiempo operatorio. Sin embargo, fue a raíz de la introducción paulatina años sesenta del siglo pasado, de materiales como la celulosa, de un sólo uso y estéril, cuando la mejoría se hace ostensible con el fin de no perder tiempo y dinero en lavar y esterilizar hasta acabar con su total resistencia.

La implantación de la ducha, antes de entrar en la sala quirúrgica, aunque el personal venga duchado de casa. El pijama limpio con manga corta. El gorro utilizado como impedimento de contagio biológico, cuyo diseño ideal es el integral, de único uso, preferiblemente en celulosa, rechazable y nunca reutilizable, modelado con frívolos colores en una zona hospitalaria tan respetable. La mascarilla, también es desechable, que impide a líquidos y bichos orgánicos del paciente anestesiado entren en contacto con boca y nariz de los operadores, y viceversa. Las calzas, de usar y tirar, que actúan como barrera que protege a los zuecos de quirófano.

En la higiene de las manos se utiliza jabón líquido normal durante diez minutos o un jabón líquido antiséptico durante tres minutos mediante un intenso cepillado de uñas, dedos, manos, antebrazos hasta codos y abundante agua de arrastre. El secado de manos únicamente con una compresa estéril proporcionada por la enfermera embatada, enguantada, con material estéril, antes de que le sea colocada la bata estéril doble, en ciertas ocasiones, que si se humedece durante la intervención, o se alarga el tiempo quirúrgico más de lo previsto, se ha de cambiar por otra.

Los guantes estériles de látex, o de nitrilo para personas alérgicas dobles, según el caso, que si se deterioran o cuando el tiempo quirúrgico se alarga, se deben eliminar por otros nuevos. Hubo una época en la postguerra, incluso hasta los años setenta del siglo pasado en la que se esterilizaban las veces que fueran necesarias, hasta que resultaban inservibles, ¿por ahorro o por distribución fallida? Lo que, al disminuir la resistencia, probablemente daba lugar a infecciones con las que ya se contaba.

Ni que decir tiene que, en sus comienzos, la cirugía trataba de amputar más que reparar la zona deteriorada de ahí la frase: ‘cortar por lo sano para salvar la mayor parte orgánica indemne, incluso la vida. Con el devenir de la tecnología puntera, la cirugía ha progresado tanto en unas especialidades más que en otras hasta conseguir una tendencia fundamentalmente reparadora de órganos, articulaciones, incluso reemplazadoras, utilizando materiales biocompatibles con los tejidos humanos, muchos de ellos investigados y conseguidos por astronautas, cosmonautas, taikonautas, durante su estancia en la ISS Estación Espacial Internacional desde su lanzamiento en 1998.

Ello ha hecho que diferentes oficios y profesiones sin relación con la Medicina y la Cirugía, y que no es a preciso nombrar por ser de visión casi diaria hayan considerado utilizar dichas prendas, fundamentalmente la bata y gorro, aunque no de un sólo uso y, a la vez, sin cambio, tocar todo lo que pille a mano, en referencia a los guantes.


ALFONSO CAMPUZANO

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