martes, 25 de mayo de 2021

CONSUMIENDO EMERGENCIA CLIMÁTICA

Los acertijos están muy bien para el circo, pero no para jugar fraudulentamente con el clima, que tiene sus propias leyes – Alfonso Campuzano


La Naturaleza es más clarividente e incontrolable de lo que el ser humano piensa. Sus desconocidas y defensivas leyes administran su propio estilo climático sin necesidad de utilizar muletas, como algunos piensan, pues se adelanta a cualquier pensamiento negativo. Y contra ella nada se puede hacer, porque se rebela haciendo pagar los gastos.

Nadie puede negar que el clima terráqueo desde el amanecer del tiempo al no ser uniforme, sino variable, es consecuencia de su ciclo natural está en bucle, quizá por desajuste atmosférico en el que no interviene la mano del hombre, como se intenta justificar, así como de todo lo catastrófico que acaece en la Naturaleza, sino que es propio de la idiosincrasia consustancial del planeta azul, es decir, no se trata de un desastre como se anuncia por doquier, sino otra etapa evolutiva más.

Conviene recordar la matraca de profetoides acomplejados, radicales, sectarios que, durante los años ochenta del siglo pasado, comenzaron a amenazar con que nuestra nave planetaria no resistiría el aumento de temperatura de 3ºC a principios del siglo XXI cuando en realidad ha sido, como mucho, de 0,5ºC. Así que, al descubrir un negocio a la vista, quizá fraudulento, continuaron con su juego adivinatorio, y se obligaron a ampliar a dos o tres décadas más con las mismas previsiones a las que estamos esperando.

La meteorología, apoyándose en el empleo de modelos climáticos, se muestra insegura al analizarlos; pese a ello airea eventualidades, sin que haya vivido el futuro incierto que dé tal prioridad. Al final, se trata de especulaciones alarmistas, que sirven como carnaza.

Aunque algunos gurús vean signos y símbolos en el cielo, o en su pizarra particular, no significa que deban ser ciertos, aun así son capaces de hablar sin tapujos de emergencia climática, incluso de apocalipsis, cuyo calificativo parece desmesurado, porque la bola de cristal suele fallar en las predicciones, tal y como fallan diariamente los meteorólogos de cabecera.

Si es difícil predecir el tiempo durante una semana ¿cómo pretende la meteorología actual ser pitonisa climática para dentro de 20-30 años cuando ya se ha visto que ha fallado?, lo que da por descontado una aglomeración de conjeturas en forma de adivinanzas, convertidas en errores, y aparentemente creíbles.

La propaganda contraria es una cortina de humo para asustar y manipular mediáticamente, al no estar demostrado científicamente que existe nexo entre aumento de temperatura y aumento de CO2, que es indispensable para la vida del planeta, porque causas más veraces no tienen interés, porque no hay medios suficientemente inventados para atajarlos ni aprovecharse de iniciativas.

Se ha deducido por expertos que no es la primera vez ni quizá sea la última que el clima terrestre se enfrenta a un calentamiento mal llamado global cada territorio sólo puede ser analizado en su propio contexto, y nunca fuera de él, parecido al actual, y con un nivel de las aguas oceánicas mucho más elevado.

Aunque no hay unanimidad, y sí polémica interesada, se acerca una mini edad de enfriamiento global discontinuo, muy parecida a la que ya sobrevino entre los siglos XIV y XIX, lo cual no sería nada extraño, porque después de un calentamiento sucede lo contrario, y así infinitamente.


ALFONSO CAMPUZANO

Sigue a @AIf0ns0

lunes, 10 de mayo de 2021

A PROPÓSITO DE LA INTOLERANCIA

La convivencia debe exigir tolerancia desde el mismo instante en que se asume la educación familiar – Alfonso Campuzano


Según la R.A.E., ser intolerante significa que no tiene tolerancia ya sea a ideas, a creencias, a prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Así que intolerante puede ser quien voluntariamente no desea empatizar ni integrarse en el bien común de la sociedad en la que vive.

La intolerancia política española comenzó a forjarse paulatinamente tras la aprobación de la Constitución’78. Era como si todo lo previsto consensuadamente  estuviera hecho cuando todo estaba por hacer, por desarrollar, mediante leyes que articularan la nueva convivencia.

La excusa fundamental fue el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, acicate indispensable para que las elecciones generales del año siguiente accediera al poder un gobierno socialista tras medio siglo de ostracismo en su vagar por el desierto.

Como novedad su vicepresidente Alfonso Guerra le faltó tiempo para traducir la hoja de ruta del cambio al manifestar a micrófono abierto: ‘A España no la va a conocer ni la madre que la parió’, pensando que sus herederos entenderían lo que significaba. Sin embargo, aquel trazado trajo la situación actual al observar que a partir de José Luis Rodríguez Zapatero la equivalencia de aquella frase era mucho más amplia de lo que había pronunciado, tanto como dar paso hacia el abismo.

El desarrollo total de la Constitución está inacabado tras más de cuarenta y dos años de inactividad, aunque mínimamente iniciado, por negligencia institucional. Las leyes emanadas del Poder Legislativo han ido haciéndose más y más restrictivas en derechos fundamentales, más intolerantes, pretendiendo arrebatar la libertad conseguida, quizá por desconfianza.

Las Instituciones, representantes de las leyes que deben cumplir y hacer cumplir, dejaban de hacerlo paulatinamente por desinterés. Los partidos políticos, apoyándose en el dinero que recibían de los contribuyentes lo empleaban en atentar contra la convivencia pacífica. Y es que la intolerancia sistematiza la responsabilidad a otro, a un tercero, al de al lado, y sin arrepentimiento posible. 

El anfitrión quien invita, espera que el invitado se comporte haciendo alarde de su tolerancia, lo que no siempre es así.

Intolerancia es que el fiscal Eduardo Torres-Dulce haya ordenado destruir una prueba importantísima del golpe de Estado civil del 11 de marzo de 2004 un vagón de tren, pues los otros tres ya habían sido demolidos, sin haber sido investigados pericialmente, y a fondo, por un equipo científico-forense independiente.

Intolerancia es que Antonio Serrano-Arnal dicte una orden judicial, en supuesta connivencia con la Fiscalía, que dé luz verde a la destrucción de las cintas grabadas en el aeropuerto internacional Adolfo Suarez-Barajas con el aterrizaje prohibido por la UE de Delcy Rodríguez, vicepresidente venezolana y su equipaje compuesto por decenas de maletas, así como la larga entrevista con José Luis Ábalos Meco, ministro de Fomento, tras proceder a un sobreseimiento y archivo provisional de la causa, de manera que si llega el día de reabrir el caso, por aportación de nuevas pruebas, las fundamentales han dejado de existir.

Intolerancia es que desde julio de 2019 se ha ido haciendo publico el mal llamado Expediente Royuela’, mediante 409 vídeos, una corrupción judicial institucional descrita en más de 36.000 documentos manuscritos del fiscal José María Mena Álvarez ratificados por tres peritos caligráficos de Austria, Francia, España, donde se detallan más de 1.136 asesinatos encargados, más de 8.000 sentencias judiciales amañadas, tres fosas comunes clandestinas constitucionales con más de trescientos inquilinos cadáveres, localizadas en Mequinenza, Vinaroz y Almacellas. Todo ello denunciado, pero no investigado.

Intolerancia es autodenominarse político antisistema y vivir del sistema que le da de comer.


ALFONSO CAMPUZANO

Sigue a @AIf0ns0