En el ADN del planeta
Tierra está escrito que, para sobrevivir, los seres superiores en la escala
filogenética, deben y tienen que alimentarse de los inferiores – Alfonso Campuzano
Quizá sea exagerado, incluso
frívolo, pensar que el ser humano, con su desmedida atención a mascotas y similares
animales, más o menos domésticos/salvajes conoce exactamente los cuidados que
realmente necesitan.
Pretender que la especie animal disponga
de lujos y vicios que ciertas sociedades, inconsciente e
innecesariamente, fomentan en multiplicar accesorios plagiados de los humanos es
algo que
escala lo esquizoide. Con la cantidad de necesidades humanas que hay…
Las mascotas suelen tener como defecto
ser ciertamente tolonas, pero pasa bastante desapercibido, ya que, los dueños, al
distorsionar en su realidad el mal uso del afecto que prodigan, lo convierten
en un ser blandengue, inepto, malcriado.
Cuando se observa a los propietarios
de mascotas, se llega a la conclusión de que están muy cerca de ignorar, pues no se
trata de un juego, sino de una obligación que les responsabiliza pasear
prodigando más atención a la correa, caminando por su derecha, igual que circulan
los vehículos, corrigiendo cualquier irresponsabilidad e irrespetuosidad con la que pueda
ofender y perjudicar a un peatón cualquiera, sin dejar hacer lo que el
olfato le dicte en cada momento.
Los canes, al tener muy
desarrollado el sentido del olfato, se pasan toda su vida olisqueando todo lo
que encuentran a su paso, desde paredes y esquinas repletas de meadas
hasta de excrementos, tanto suyas como todas aquellas que encuentran a
pata, además de anos y órganos genitales, tanto propios como ajenos y, a
continuación, cuando le llamas al orden, en agradecimiento, y si te dejas, te
llenan de babas, tanto la cara como las manos, algo nada saludable.
Los canes, aunque vacunados,
pueden llegar a transmitir a los humanos cerca de setenta enfermedades, aunque
cada uno, con su salud, es libre de exponerse a lo que le venga en gana,
siempre y cuando no sean los contribuyentes quienes costeen los excesos.
¿Qué beneficios reportan las
mascotas, léase canes, a sus vecinos? En la especie humana, a
todo derecho le corresponde una obligación y viceversa, mientras que en la especie animal, sin distinción, por
ser irracional, al no tener derechos, no más
que los que le otorga cada dueño intolerante a su mascota, y que sufre
el vecino, sin conseguir armonizar la convivencia entre animales y
personas, se debe recordar que no hay que molestar al vecino. La
intolerancia de la libertad concedida por el dueño de la mascota comienza
cuando a la vecindad se le acaba. Una persona es tolerante sólo si pierde su propia
libertad aguantando diariamente, y a todas las horas, ladridos y cagadas de mascotas
colindantes y vecinales.
Los ladridos de los
canes, un ruido molesto e ininteligible, a cualquier hora del día, considerado polución acústica, que despierta a vecinos en horas de descanso, ya sea durante una siesta agosteña o
un sueño de madrugada, sin remedio, incluso asusta en horas de vigilia, sin
posibilidad siquiera una conciliación en comunidades de vecinos, efectos que
estas acciones cometidas, al no tener obligaciones, sólo se pueden achacar a
los propietarios.
Los humanizadores de
animales no deberían imponer el retroceso que significan sus debilidades y sus
gustos para los que poseen costumbres y cultura humanitaria, que bastante hacen con aguantar el comportamiento irrespetuoso del animal
reflejado en su dueño, pudiendo llegar a tener relaciones patológicas de
intolerancia con el resto de los humanos.
La convivencia con
mascotas se podría considerar maltrato al permanecer encerradas entre cuatro paredes, casi veinticuatro horas, por
decisión unilateral de su amo, excepto el tiempo empleado en salir al aire
libre para hacer sus necesidades, una o varias veces al día, lo que puede
conducir a depresión y stress a lo que nadie se termina acostumbrando.
Pese al exhibicionismo de la bondad
de los amantes de las cuatro patas, cada año, se abandonan en España hasta
ciento cincuenta mil mascotas.
Alfonso Campuzano
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