La ocurrencia de utilizar la prueba PCR, como moda, para diagnosticar cualquier enfermedad bacteriana o viral, sin especificar, ha terminado por oficializar un bucle sanitario mundial – Alfonso Campuzano
La llamada vulgarmente prueba PCR o Polymerase Chain Reaction (Reacción en Cadena de la Polimerasa), fue desarrollada en los años ochenta del siglo pasado, hasta conseguir que hoy día se emplee en multitud de aplicaciones, teniendo en cuenta que existe una gran variedad utilizable de polimerasas comercializadas.
En Medicina, la PCR se maneja fundamentalmente como método de evaluación en la detección de alguna enfermedad hereditaria, infecciones virales como el VIH o SIDA (Virus de la Inmunodeficiencia Humana o Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), la hepatitis B e igualmente cuando se practican trasplantes de tejidos humanos y, asimismo, cuando se individualizan tratamientos de tumores francamente mutacionales.
En Paleontología, desde el punto de vista biológico, la PCR se utiliza allí donde se trata de descubrir restos genéticos no destruidos fósiles como en ámbar, brea, cenizas volcánicas, terrenos desérticos, glaciares, hielos polares y sedimentos.
En Antropología, la PCR se emplea para descubrir la fisionomía fundamental del ser humanoy su comportamiento social básicamente en cadáveres, esqueletos.
En Ciencias Forenses, como la Criminalística, la PCR se destina para identificar a personas, mediante la verificación a partir de restos de tejidos y fluidos humanos, incluyendo la saliva y el semen.
La prueba PCR, debido a sus variaciones, es tan complicada que tiende a ofrecer habitualmente resultados equivocados, por lo que se deben tomar muchísimas precauciones durante su aplicación al detectar material genético, pues puede sugerir que al manejarla en el ser humano dicte que ha estado expuesto a bacterias o a virus, sin diferenciar, y haya originado anticuerpos.
En la actualidad, y desde los años noventa, se han desarrollado hasta 6 tipos de PCR, además de sus 16 variaciones, que se encuentran distribuidas en los mercados, por cuanto que, dependiendo de la aplicación de uno u otros, los diagnósticos pueden ser diferentes, incluso inducir a error. Actualmente se usa la técnica PCR con transcriptasa inversa, aunque se desconoce si hay coincidencia en todos los países.
El análisis de la toma se realiza en un aparato denominado termociclador que debe ser capaz de mantener la temperatura del proceso completo durante una serie reiterativa de ciclos. La eficiencia depende de los ciclos –entre 20 y 35– o cambios de temperatura aplicados, y cada ciclo tiene 2-3 pasos de temperatura. No está muy claro si existe unanimidad en los ciclos, por tanto es posible que en todos los hospitales y en todas las provincias no realicen la prueba a los mismos ciclos.
Al tratarse de una prueba tan compleja, una ocurrencia adaptada como moda, para diagnosticar el coronavirus SARS-CoV-2 se ignora si todos los hospitales utilizan la misma técnica PCR o bien lo ha decidido cada economista.
¿En los hospitales españoles, y en el resto del planeta, hay unicidad de criterio en cuanto a la utilización de la misma técnica PCR con transcriptasa inversa, así como en cuanto al número de ciclos de amplificación del fragmento de ADN (Ácido DesoxirriboNucleico) y sus pasos de temperatura?
Si la respuesta a esta pregunta no es similar quiere indicar que las cifras oficiales de diagnósticos, en cuanto al número de casos totales, casos activos leves, casos activos críticos, casos recuperados, casos de fallecidos, nunca pueden ser iguales, de manera que las olas anunciadas pueden ser intermitentes, incluso infinitas, según dicte la autoridad competente.
ALFONSO CASMPUZANO
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