Cuando los valores morales no se utilizan por cobardía, desidia o
desconocimiento, la sociedad padece una frustración generacional – Alfonso Campuzano
Los políticos españoles, más
mitineros que oradores, cuyos nombres propios lo puede poner aquél que tenga
interés, tienden a que, con lo que ello significa, su discurso se transforme fácilmente,
gracias al alardeo demagógico, cuando aflora el desconocimiento que distorsiona
la realidad.
Al igual que en todas las
concentraciones mitineras se entremezclan diferentes balidos, sobre todo cuando
no se sabe ni se propone dar con la salida del túnel horadado con mente
mediocre. El bienquedismo, el buenismo, el buenrrollismo, el pelelismo, son opciones
que, a veces, da buenos resultados, incluso políticamente correctos que, en partitocracia,
que no en democracia, desvirtúan los valores morales, ya sean individuales o
colectivos, al reconocer la dictadura de las minorías.
Ha tenido que ser el Tribunal de
Cuentas quien ha comunicado, al Gobierno de alterne, que aquellas personas, trabajadoras
o no, que no colaboren/contribuyan/coticen, no pueden depender de la Caja de
Pensiones, añadiendo que las prestaciones
no contributivas nunca debieron depender de ella, sino de los Presupuestos
Generales del Estado.
Lo fácil, sin rubor, y cada vez
con menos vergüenza, es desvalijar la Caja de Pensiones, por eso peligra, pero
no actualmente, como quieren hacer creer, sino desde la primera vez que un
Gobierno, socialista para más detalles, metió mano en 1982, y continuaron aprovechándose
los restantes hasta la fecha para hacer enjuagues políticos que no entraran en los difíciles
pactos de los Presupuestos Generales del Estado.
A los políticos les importa poco, o nada, la Caja de
Pensiones, porque ellos están por encima de los jubilados y de la propia
sociedad y, sobre todo, porque sus pensiones, las reconocidas de los miles de ex cargos públicos son estratosféricas, como tres o cuatro
veces superior al tope máximo de cualquier trabajador, sin haber cotizado un
solo día y con menos días de ¿trabajo?
Cuando las trompetas de la nueva
crisis económica se dibuje en el horizonte, los políticos deberían recordar
que, hasta el momento, desde 1973, han tenido lugar unas cuatro de repercusión
mundial, todas artificiales, porque no se crean ni se destruyen simplemente se
trasforman en la siguiente, perviviendo sin desaparecer totalmente, durante las
cuales, el dinero cambia de manos, pero a manos llenas, sobre todo haciendo que
disminuyan los salarios y el poder adquisitivo del estrujado contribuyente,
mediante recortes, cuyas cotizaciones no pueden aumentar, salvo para ellos, que
tienen patrimonio del que tirar.
Es amoral que la gestión de los Presupuestos
Generales anuales del Estado, por ley, no entiende la palabra ahorro, sino la
explotación como si fuera una esclavitud, tengan que gastarse, incluso más de
lo necesario, hasta el endeudamiento, porque al año siguiente, mediante tasas e
impuestos, habrá más que el anterior, abundando en la filosofía de repartirse
el pastel porque paga, hasta las copas, el contribuyente.
Cuando la mala gestión de gastos gubernamentales frívolos, la malversación de fondos públicos, el reiterado
incumplimiento del déficit público, el aumento de tasas e impuestos, la
propuesta que se hace al pensionista ¿es el suicidio o a la eutanasia?
Corolario: El político que solicita el voto en los comicios, ¿piensa en la gestión de la cosa
pública o en el aumento de su patrimonio?
ALFONSO CAMPUZANO
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