Cuando se habla del clima se está dirigiendo la conciencia hacia un debate que logre distorsionar la realidad – Alfonso Campuzano
Todo lo que, desde el principio de los
tiempos, se desarrolla en este planeta, perdido en la inmensidad del cosmos, no
sigue unas directrices uniformes sino, más bien, diversas en las que encuentran
su representación los llamados ciclos, épocas, periodos en los que, para
evolucionar, se han turnado en un cambio continuo, sin solución de continuidad,
cuyo fiel de la balanza se ha inclinado, tanto hacia la destrucción como hacia la
renovación, hechos fundamentales que influyen de manera primordial en el clima,
y no a la inversa.
La ciencia climática no es exacta, como
casi todas las ciencias, pues dispone de una serie de parámetros que debe
analizar como son, en este caso,
la humedad, la precipitación, la presión, la temperatura, el viento, que son francamente
variables. Por
otra parte, hay infinidad de factores que influyen en cada uno de estos
parámetros variables que, sin ellos sería
muy difícil, casi imposible, realizar diariamente
los modelos climáticos adecuados para predecir el día a día con acierto, y
menos aún tratándose de una veintena, incluso una cincuentena, de años, como se
pretende.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte,
como quien quiere impresionar, en plan mentor de lo siniestro, pues no se habla
de otra cosa, sobre todo coloquialmente, más que de calentamiento global o mal llamado cambio climático, como mucho,
atípico, no es tan sistemático como ciertos desean ni será algo parecido a una
bomba sino, como mucho, más bien adaptativo, tanto en unas especies como en
otras, ya sean vegetales o animales, sin llegar a explicar adecuadamente
que el clima terrestre tiene una evolución natural, aunque dividido simplemente
en períodos glaciares e interglaciares.
Basta recordar que estamos viviendo en un
periodo interglaciar, y lo suyo es alcanzar, cuando sea, las temperaturas bajas
del periodo glaciar, quizá antes de lo que se piensa. En breve, se iniciará un periodo de baja actividad
solar, conocido como mínimo solar, con pocas manchas en su superficie y pérdida
de fuerza hacia la hibernación por aletargamiento, que recordará a la Europa de
los siglos XVII y XVIII cuando sufrió una pequeña Edad de Hielo que,
como mínimo duró más de setenta años de inviernos rigurosos, si no fueron más.
El clima, al ser desigual en todos los
territorios terrestres, varía desde un intenso calor a un intenso frío, no se
puede ni se debe considerar, como habitualmente se considera, sin ningún
miramiento, cualquier cambio que acaezca, como global. Es más fácil que un territorio cambie de
temperatura hacia más o menos grados, o que una zona se hunda o emerja por un
terremoto, incluso por el impacto de un asteroide, que por las emisiones de
gases industriales.
Lo fácil, en estos casos, sobre todo cuando no
se entiende lo que hace o piensa el planeta dentro del cosmos, es enfilar las críticas contra los humanos y sus
descubrimientos industriales y echar
mano del efecto gaseoso creado por ellos. No obstante, la peligrosidad aumenta
cuando se reúnen zonalmente varios gases tóxicos.
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