martes, 22 de noviembre de 2016

EL EJE TERRESTRE ES DINÁMICO

El eje terrestre imaginario del planeta Tierra, con su incesante  desplazamiento, hace que el clima cambie constantemente, al tratar de equilibrar tanto el volumen acuático como el terrestre – Alfonso Campuzano    

El planeta Tierra, al no ser estático, se transforma con el paso del tiempo lo mismo que cualquier ser, ya sea humano, animal, vegetal, incluso mineral. Dicha transformación viene dirigida por el reparto del volumen acuoso, ya sea hielo o agua, superior al terrestre, descentrando continuamente al girar sobre un eje planetario igual que alrededor del sol, hecho que genera energía calorífica.
Este eje terrestre imaginario es muy sensible y no es fijo, sino que, actualmente no se encuentra situado en el mismo lugar que hace, por poner un ejemplo, hace cien años, sobre todo, debido a que el planeta Tierra, en su viaje cósmico, tiene que buscar constantemente un casi perfecto equilibrio entre el volumen de masa terrestre provocada por los movimientos de las placas tectónicas, que causan terremotos, logrando una transformación orográfica lenta del terreno, y el de la masa acuática desencadenada por los flujos oceánicos, causantes de maremotos, cuando el epicentro se encuentra en una zona marítima, todo ello reflejado en la gráfica continua que detecta cualquier sismógrafo, que jamás permanece en reposo.
Desde hace algunos años, se ha venido observando que el desplazamiento del eje, a un ritmo medio anual de unos veinte centímetros, está pasando de ser polar a convertirse en ecuatorial. En el peor de los casos, si el eje sigue moviéndose, que se moverá, hasta hacerse paralelo al ecuador terrestre del planeta Tierra, de manera que, ambos polos, en lugar de ser verticales, como hasta ahora, se situarán en posición horizontal.
Ante lo imprevisible, quizá por desconocimiento, por falta de tecnología adecuada, descubierto cuando la responsabilidad del cambio climático atípico estaba encarrilado, va y aparece en el horizonte otro factor, que no nuevo, tal que el cambio continuo del eje terrestre, un mecanismo tremendamente complejo para el que aún no existe ningún plan de actuación y menos aún respuestas. Por tanto, los gobiernos seguirán aferrados a la lucha contra los gases.
Los climatólogos, sin nombrar esta alteración, quizá por desconocimiento, quizá por desidia, que representa uno más de los múltiples factores desencadenantes, posiblemente el más importante, han optado por hablar de cambio climático por efecto invernadero, como consecuencia de la emisión de gases, provocada por el hombre industrial y los animales, que ayudan a elevar la temperatura, sin representan ni mucho menos, la causa fundamental sino, más bien, el entretenimiento social dictado y subvencionado por autoridades incompetentes, que puede ser controlada, de hecho, casi doscientos países comprometidos están intentando controlarla.
Tal elevación de temperatura, por otra parte, no es uniforme, ya que, ni siquiera existen suficientes estaciones de medición repartidas por toda superficie terrestre, sin contar con las tres cuartas partes de superficie oceánica, como para que tenga fiabilidad el llamado calentamiento global.
¿Se puede luchar contra el desplazamiento del eje terrestre? Ciertamente, lo más sencillo es cerrar los ojos, o ponerse unas anteojeras, y echar la culpa/responsabilidad a los gases, ¿por qué no? Se trata de no alarmar a la población con ideas tufaradas, poco contrastadas, aunque vendidas como trigo limpio.

Alfonso Campuzano
          
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