La orografía planetaria,
gracias a terremotos y deslizamientos, es tan dinámica que logra modificar
su faz en tierras altas y bajas –
Alfonso Campuzano
Hoy día,
con la tecnología, la metodología de trabajo plantea modelos de todo tipo,
incluso climáticos, en los que se juega con muy diversos factores, siempre
variables, aunque desconociendo el fundamental, que es el genoma (genotipo y
fenotipo) de nuestro planeta.
La orografía de la
Tierra, que jamás ha sido estática, evoluciona ante nuestros ojos, porque la
tecnología ayuda a codificar innumerables parámetros aunque no se sepa qué
hacer con muchos de ellos. Tanto los bosques como las montañas no son ni han
sido eternas, el paisaje cambia, debe renovarse, lo mismo que evoluciona un
niño hacia adulto, con o sin ayuda de la mano del hombre. Desde la noche de los
tiempos en la orografía planetaria ha habido tierras bajas y tierras altas, en
tanto que nadie ignora que los terremotos y deslizamientos modifican la faz de
la Tierra y que las tierras bajas están sometidas aun proceso de hundimiento,
ya sea por río o por mar.
Los fenómenos climáticos alternativos, llamados: El Niño, La Niña, no son
actuales, sino que han existido siempre hasta que han logrado ser codificados. El
ciclo climático, en el que el planeta Tierra está inmerso, aunque no se quiera
reconocer, es un cambio estacional, ya que nunca estuvo compartimentado, a fin
de mantener el equilibrio global alternativo, de manera que en ciertas regiones
del planeta el calendario agrícola, incluida la siembra, ha variado tanto como
para retrasarse o bien adelantarse; las floraciones y fructificación de las
plantas son más versátiles; han aumentado las plagas en los cultivos; la época
de sequía es más prolongada e inestable, aumentando los incendios forestales; la
época de lluvias es tan intensa como variable transformándose en tormentas
eléctricas, lluvias torrenciales, granizadas que provocan inundaciones, riadas
y erosión del suelo; el viento polar del sur, llamado surazo, dura menos tiempo
y es más intenso; tendencia a aumentar las enfermedades humanas y epidemias
en animales. Es decir, sus efectos están provocando un caos climático
mundial.
El que los registros anuales desde 1880 arrojen un aumento de temperatura
en la superficie terrestre no significa que, año tras año, ha habido
uniformidad, sino que los dientes de sierra son más que habituales en una
estadística con tantas variables no tenidas en cuenta. Nadie puede asegurar que
esta temperatura va a seguir ascendiendo, porque lo habitual, después de tantos
años, es que, por lógica, se invirtiera, pero...
¿Se desarrolla de igual forma un país con economía dependiente del carbón,
gas, petróleo que otro que no dependa?
¿Es tan difícil hacer entender a los gobiernos que hay que buscar
soluciones a base de un replanteamiento como reubicar a los habitantes de
tierras que se están hundiendo?
La
Pachamama, para quien quiera escuchar, habla hogaño igual que antaño, desde
siempre.
Sigue a @AIf0ns0
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