El cambio climático es
producto de muy profundos y diferentes factores naturales reducidos por la mano
del hombre a simples emisiones gaseosas – Alfonso Campuzano
El planeta Tierra es un ingenio volante, no es un cuerpo rígido, sino que es elástico, ideado para navegar en el espacio bajo la figura de una esfera, que no es perfecta, que viaja mediante rotación sobre sí misma y alrededor de una estrella, como es el sol.
El planeta Tierra no es un cuerpo estático, sino activo y dinámico, en continuo cambio, sometido constantemente a alteraciones y desplazamientos de inmensas proporciones telúricas de asentamiento, debido a su cadencia rotatoria, haciendo que cambie la distribución de su masa, tanto terrestre como acuática; que cambie el medio ambiente en su aspecto orogénico; que ocasione modificaciones, tales que afectan a su recorrido; que cambie la acción de la gravedad; incluso la duración del día y de la noche; sobre todo cuando se desencadena un terremoto, un maremoto, o el impacto de un asteroide.
Al observar superficialmente un globo terráqueo destaca el desequilibrio existente entre el reparto de tierra y de agua, tal que en el hemisferio norte predomina fundamentalmente la tierra sobre el agua, mientras que en el hemisferio sur sucede lo contrario, con lo que, en su giro ininterrumpido cósmico, genera una oscilación que tiene como referencia para su equilibrio el eje de rotación y que, en condiciones extraordinarias, puede variar sin conseguir volver a su antiguo emplazamiento, como ha ocurrido desde siempre.
Los movimientos sísmicos, aparte de lo catastróficos que pueden resultar a los ojos humanos, causan un desorden dinámico, incluso cósmico, basado en una alteración de la estabilización en el reparto del volumen terrestre cuando es trasladado varios metros, lo que conduce a un desplazamiento del eje terrestre, intentando nivelar la masa, con el resultado nítido de la consiguiente variación de la rotación encaminada hacia una aceleración en su velocidad.
La variación de la velocidad de rotación de la Tierra, así como su eje, es incesante, desde el comienzo de los tiempos, a lo largo de milenios, como fruto que arrastra cualquier modificación en los flujos meteorológicos, tales son la circulación de masas de aire, y en la energía marina, como la circulación de masas de agua.
Insistentemente se habla de que la masa de hielo del Océano glaciar Ártico, cada año, muestra calentamiento al derretirse sólo y fundamentalmente entre los meses de marzo y septiembre, pero no se dice nada de que, a la vez, acusa enfriamiento al aumentar la capa de hielo en el Océano glaciar Antártico con lo que el eje de la Tierra se ve obligado a desplazarse para equilibrar ambas masas, pudiendo hacer variar en grados y en metros dicho eje terrestre de giro.
El alarde diario que los medios de comunicación hacen del llamado cambio climático ha hecho que cualquier persona responsabilice cualquier acción a dicho fenómeno.
Nadie se atreve a deducir que el calentamiento, que lo han hecho llamar global, no va a ser tal, no será uniforme, sino que habrá unos territorios que sí y otros que no, debido a la variación del eje terrestre en su inclinación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario