Las teóricas fumigaciones, realizadas a doce mil metros de altura, desde aviones comerciales, al mezclarse con aire y
lluvia, el producto resultante se convertiría en homeopático, es decir, en nada
de nada – Alfonso Campuzano
Existe algún que otro video, que
circula por las redes sociales, con títulos tan atrayentes como agresión climática, o bien ingeniería del clima, que sin dudar de
las imágenes captadas, sorprenden en su intento de convencer a todas aquellas
personas débiles de temple y fáciles de guiar hacia conclusiones propias de un
terreno resbaladizo, como si fuera una nueva religión, al observar una
filmación cercana, posiblemente conseguida por casualidad cuando, lo real, es
pensar que sea resultado de un colegueo entre pilotos de aviones.
La condensación acuosa, cuya
representación natural son las nubes, es decir, agua en estado gaseoso, convertida en estado líquido cuando llueve y en estado sólido cuando nieva o se hiela; es mayor cuanto más se
acerca un frente nuboso, sobre todo si trae lluvia, pues se cumple unos días u horas
más tarde; adquiere figuras más o menos caprichosas, incluso geométricas, según
territorio, día, hora, de tal manera que, sin que extrañe, se ha llegado a
realizar un atlas con sus respectivos nombres.
Imágenes de estela de condensación acuosa
Si el avión que filma se filmara a
sí mismo, no cabe la menor duda, obtendría la misma imagen de dispersión de
aerosoles tóxicos, sin nocturnidad, a la luz del día, para que se vea, es decir, sin esconderse, sin especificar ni
aportar pruebas de su composición química, no
pueden ser lo que dicen ser, porque infringirían alguna ley. Sin
embargo, es negada al observador, no se incluye, se excluye, para dar más
veracidad a una maquinación; porque toda fumigación,
si no se quiere desperdiciar el producto químico, se hace a baja altura, con
gran peligro para el piloto.
Y, para colmo, una vez obtenida,
es más fácil dar rienda suelta a la difusión de su imaginación, emitiendo
fabulaciones esotéricas que atraigan a personas que defiendan sus escatológicos
intereses; quizá porque no había seguridad en el análisis concienzudo de lo que
vieron sus ojos; porque, si fuese una prueba, es de suponer que estaría bajo el
manto de un juez instructor, previo a Tribunales que juzgan delitos y crímenes
de lesa Humanidad.
Imágenes de estela de condensación acuosa
Además, según parece ser, a ojo de buen cubero, desde aviones comerciales, que
siguen las autopistas aéreas turísticas encomendadas por los controladores
aéreos, a una altura mínima de doce kilómetros, que difícilmente alcanzarían el
objetivo, ya que el viento los arrastraría a puntos impredecibles, incluso
donde vivieran ellos y sus familiares, además es imposible predecir dónde
podrían caer y, si cayeran, se puede decir, sin miedo a la equivocación, que al
mezclarse con aire y lluvia, el producto resultante se convertiría en
homeopático, es decir, en nada de nada.
La curiosa, y llamativa,
condensación acuosa, es denominada prueba irrefutable, al hacer pensar que el
avión conecta y desconecta unos dispersores, como si fuese una ametralladora de
combate, cuando lo que ocurre es que el avión, durante su vuelo, gracias a la
diferencia de temperatura entre las capas de aire caliente y frío, dependiendo
de la zona atmosférica que atraviese, la condensación acuosa es más o menos
visible, de ahí que parezca como si abrieran o cerraran unas espitas, lo que no
es, pero que sirve para confabular y manipular.
Imágenes de estela de condensación acuosa
La diferencia de temperatura entre
la expulsión de los gases combustionados del motor y los –50°C exteriores, así
como la diferencia de temperatura entra las distintas capas atmosféricas
atravesadas por el avión, son las causante de la condensación acuosa.
Por último, en la prueba del túnel de
viento, que los constructores hacen pasar a los prototipos de aviones, antes de
dar su visto bueno para que vuelen, reproducen esta imagen.
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