viernes, 28 de diciembre de 2018

PRESTIDIGITADORES CLIMÁTICOS

La divergencia climática del planeta azul hace que las directrices marcadas por intereses particulares se unan en un saco roto – Alfonso Campuzano

Las predicciones sobre el clima, basadas en modelos de cambio, hechos a escala global, incluso a años vista, tienen la misma vigencia, y el mismo tanto por ciento de aciertos, que tienen las hipérboles meteorológicas diarias, es decir, aciertan únicamente cuando exponen las estadísticas anuales.
Si se considera que el planeta azul ha vivido cinco extinciones masivas de especies, y ha logrado sobrevivir en los últimos cuatro mil quinientos millones de años, significa que la especie humana no ha abusado del uso del CO2, aunque se pretende, casi obsesivamente, que el clima sea una constante a mantener, cuando se sabe que es desigual e inestable, que tiene una dependencia extrema de las coordenadas geográficas, ya sean horizontales –como la latitud y la longitud terrestres, ya sean esferoides; de los ciclos sometidos a las estaciones del año; de las modificaciones terrestres –como el eje y la órbita; de los movimientos telúricos –como los seísmos, los maremotos, las explosiones volcánicas; de las confrontaciones bélicas, etcétera.
Ante estos factores coadyuvantes, el clima terráqueo apenas tiene que ver con la mano del hombre, como se quiere hacer creer mediante conjeturas siniestras, sino con el equilibrio, la ruta espacial y la evolución natural del planeta azul, en constante transformación, en tanto que unos territorios deberán  emerger mientras que otros deberán sumergirse.
Cuando se ve cómo un desbordamiento fluvial se lleva por delante todo lo que pilla a su paso, incluso vidas humanas, no se trata del reiterado calentamiento global ni cambio climático, como pretenden hacer creer, sino que es la venganza terrestre provocada mediante lluvia tipo borrascas, tormentas, presión atmosférica, temperatura tipo calor, frío, humedad, sequedad, viento tipo ciclones, huracanes, tifones, tornados, vendavales, ante la invasión descontrolada e ilegítima de asentamientos humanos –autopistas, edificaciones, fincas, en vaguadas, en torrenteras, en valles, fundamentalmente en los olvidados lechos secos de ríos, que nunca jamás se debieron legalizar bajo la responsabilidad de los poderes públicos, pues el agua no irrumpe, no inunda, sino que son las propias construcciones quienes invaden el terreno fluvial, incluso marítimo.
Cuando se manifiesta una sequía al Gobierno alternante se le ocurre culpabilizar a la falta de lluvia, incluso del viento, pese a no haber propuesto un mínimo plan hidrológico adecuado, atascado desde hace cuatro décadas, por lo que consecuentemente el recibo mensual de la luz, gracias a unos impuestos mágicos, que suman alrededor del 40%, lo encarecen. La sequía en agricultura transforma nubes en llantos, pese a mover santos más que si fuera Semana Santa.
Pero da igual, mediante alguna que otra ingeniosidad, ha decidido unilateralmente, y de la noche a la mañana, prescindir de vehículos impulsados por energía derivada de la combustión del petróleo e impulsar la energía eléctrica, con lo que ha abandonando a diecisiete millones de vehículos sin haber pensado en las consecuencia sociales.
Cuando la tecnología punta actualmente desconoce cómo prever las inclemencias diarias, ciertos prestidigitadores meteorológicos sí son capaces de augurar qué clima va a tener lugar en el planeta azul, dentro de dos décadas, lo cual es de una soberbia supina.
No obstante, hace casi dos lustros los llamados expertos anunciaban que la actividad solar –que es cíclica como todo lo natural, incluido el clima estaba debilitándose hacia un apagón importante, lo que indicaba un riesgo de que el planeta azul conociera una pequeña Edad de Hielo, que se espera.

ALFONSO CAMPUZANO
       
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martes, 18 de diciembre de 2018

MANTENIMIENTO DE CUADRÚPEDOS

El planeta azul, gracias a las especies que lo pueblan, controladas férreamente entre sí, es autosuficiente y está autoabastecido – Alfonso Campuzano

Menos mal que la Naturaleza no es homogénea, aunque sí inteligente, porque cuando alguna especie animal se extingue aparecen otras, aunque los humanos tarden en codificarlas muchos más años de lo que imaginan. Conservar por conservar, en peligro de desaparición, o conseguir recolonizar por conseguir recolonizar, es pretender actuar contra naturam.
La sobreprotección humana genera superabundancia de especies, que provocan un descontrol agudo, sobre todo de la fauna salvaje, aunque también de la doméstica, que habría que inspeccionar continuamente para evitar la transmisión de enfermedades –en las últimas cuatro décadas se ha comprobado que tres cuartas partes de las enfermedades padecidas por los humanos han sido transmitidas por dicha fauna, que señorea a su antojo por los contornos urbanícolas, para evitar la alteración del entorno, sin olvidar que un animal ve a otro, no como un ser semejante a respetar –como teóricamente se ven los humanos, sino como una ración de carne que le sirve de alimento.
La sociedad humana sería hipócrita si no reconociera que, a través de los siglos, gracias a la investigación y experimentación animal –hoy día éticamente mal vista, es decir, pamplina absoluta, la especie humana se ha beneficiado –como ejemplos están: el Estado de Bienestar, la supervivencia, los avances médicos y quirúrgicos, los medicamentos, las vacunas, hasta conseguir el nivel, nada caprichoso, en que se encuentra actualmente la Sanidad del primer mundo.
Si la longevidad humana se va incrementando con la alimentación actual, mejor o peor, ¿por qué diariamente nutricionistas de variado pelaje incordian intentando suprimir lo que, hasta ahora, ha sido necesario, incluso beneficioso? Aunque en detrimento de la existencia debe reconocerse que hay una proporcionalidad directa que relaciona la longevidad con la aparición de nuevas enfermedades, aún descontroladas.
Es decir, se prohíbe investigar con la especie animal irracional, pero se admite poder comer su carne, con la ayuda del sensacionalismo disparado a quemarropa que inunda las redes de comunicación social, intentando poner todo el freno posible, en contra de este tipo de  alimentación. Es como si los vegetarianos & veganos, por ejemplo, se hubieran aliado con monsieur canis lupus, y demás especies comestibles, para que se dejara de consumir sus proteínas.
Vivimos en un planeta que está diseñado como autosuficiente autoabastecidosin ninguna necesidad de salir al exterior, que tiene su propia ruta evolutiva –incomprensible para la especie humana, provista de anteojeras–, en el que todas las especies que lo pueblan, por ley natural, parecen ser refugiadas, en el que todo lo que se produce, incluso crece, constituye un alimento global, en el que las unas se nutren de otras.
Tenemos ejemplos a recordar como la arañas, las hormigas, las avispas, que no son vegetarianas ni veganas, sino que se alimentan de cucarachas, escarabajos, mariposas, etcétera, y sin que haya que extenderse al terreno salvaje.
Retroceder en hábitos alimenticios no es evolucionar avanzando progresivamente.

ALFONSO CAMPUZANO
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lunes, 10 de diciembre de 2018

MASCOTAS URBANÍCOLAS

Cada especie, que habita en este planeta azul, es un compartimento estanco, que la naturaleza impide transgredir – Alfonso Campuzano 

Los animales irracionales, pese a buenas intenciones colectivas, nunca jamás podrán ser educados, sino amaestrados, porque es inútil tratar de humanizar a animales que no saben que lo son, lo mismo que no saben limpiarse los morros ni el culo. Y es que la especie animal no alcanza a interpretar las impresionantes invenciones de la especie humana, ya sean de tipo administrativo, estético, legal, místico, moral, etcétera.
Quizá no haya que dudar de que ciertos animales, dentro de sus instintos básicos, tengan sentimientos, pero les falta el raciocinio para comprender, sentir, saber, que son animales, pero no saben lo que son, como sí lo sabe el hombre.
Es bastante habitual que los amantes de cuatro patas les dé vergüenza, incluso cabreo, que no se empatice con ellos cuando lo lógico sería empatizar con los seres humanos. Las personas que conviven bajo el mismo techo con un animal llámese mascota, son más propensas a padecer enfermedades –cercanas a las setenta, por mucha limpieza que tengan, ya que su cuerpo, su respiración, su baba, su hocico, sus paseos callejeros con lengüetazos a todo lo que pillan a su paso cacas, culos, pises, vómitos, etcétera, aportan continuamente gérmenes desconocidos, incluso patógenos, al entorno donde habitan, constantemente perjudiciales para la salud humana.
Como defensa para que la mascota del vecino no invada otro territorio con sus excrementos líquidos y sólidos, se utilizan garrafas de agua. Y sin remedio ni vacuna contra los insoportables ladridos.
Por higiene colectiva, debería prohibirse la entrada de la especie animal aunque estén vacunados–, en lugares donde tiene acceso la especie humana, tales como bares, cafeterías, grandes almacenes, supermercados, tiendas de todo tipo, sobre todo en zonas de comestibles, además de vehículos públicos –trenes, aviones, para no contagiar enfermedades, incluidas alergias.
De ahí que, el calendario vacunal debería ser obligatorio en todo el territorio español; sin embargo, no lo es en regiones como Asturias, Cataluña, Galicia, Vasconia, que deberían rectificar en beneficio de la especie humana sin sacar tanto pecho solidario.
Igual que es obligatorio tener a mano la identificación personal mediante el DNI, a requerimiento de la autoridad, todo dueño debe llevar continuamente la documentación de su mascota cartilla de vacunación, incluso la antirrábica, certificado veterinario de salud, información del microprocesador, durante sus paseos urbanícolas.
No todas las causas, en plan de culpa, son omisiones del humano traicionado por otro humano.

ALFONSO CAMPUZANO
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martes, 27 de noviembre de 2018

TRANSGRESIÓN INMIGRATORIA

La inmigración está considerada como una prerrogativa del país generoso y acogedor, debiendo ser exigente en la selección individual, y nunca jamás como un derecho – Alfonso Campuzano

Desde siempre se ha tratado de ver que la inmigración simple no tenía nada que ver con la delincuencia, y posiblemente haya sido así. Sin embargo, los tiempos han ido cambiando lo mismo que el prototipo de inmigrantes. Antaño, el modelo económico era lo habitual, pero de unos años a esta parte se ha sumado el modelo climático y el religioso, incluso la expatriación de aquellos que huyen de territorios hostiles amenazados de guerra, aunque con un perfil desordenado, y en oleadas, gracias a convocatorias publicitarias que se reflejan en los medios de comunicación.
Una moneda con dos caras: en el anverso, los países, más o menos limítrofes, ofrecen una ayuda humanitaria, mientras que en el reverso, más oculto, en tales países se genera una sangría incontenible impuesta por los políticos con dinero que no es suyo, y sí de los contribuyentes, para soportar los gastos de acogida. Lo cual, en vez de ser un freno, ha generado una aceleración que ha hecho aumentar la inmigración ilegal, sin papeles, sin documentación. Mientras tanto, los universitarios españoles meritorios, ante el reparto de riqueza a la baja, emigran forzados.
Y ya se sabe, sobre todo la policía que, cuando la inmigración se torna ilegal, está tratando con delincuentes, según la ley imperante. Otra cosa es que la ley se suavice, propiciada por los políticos, pero continúa siendo delito, porque en ciertos países las penas son gravísimas, incluso letales.
A pesar de que los ciudadanos extranjeros representan el 10% de la población, cuando se difunde la noticia de un maltrato, se desconoce la razón por qué habitualmente se oculta la nacionalidad, aunque bien pudiera ser por manipulación, pues estadísticamente hablando las agresiones entre familiares se inclina la balanza hacia las mujeres en el 60%.
Los ocupantes de las más de 80 prisiones españolas con cerca de 80.000 reclusos son casi un 60% inmigrantes. Por otro lado, el 20% de los homicidios cometidos en territorio español tienen como protagonistas a inmigrantes. 

Actualmente, un recluso cuesta al contribuyente español dos mil euros mensuales por el mantenimiento, sanidad, seguridad, etcétera, lo que anualmente supone cerca de mil quinientos millones de euros, y cuando es puesto en libertad sale con una cartilla de paro en la mano. Por tanto, y en beneficio de la seguridad del país acogedor, estos delincuentes deberían ser extraditados para que cumplieran la condena en su país, y no a cargo del sufrido contribuyente español.

Últimamente, y en varias provincias españolas –léase, como ejemplo, Valladolid, Valencia, etcétera, se ha solicitado que se imparta la religión musulmana en centros públicos pagados con los impuestos de los contribuyentes, apoyados por partidos políticos que, presumiendo de estar en un Estado laico, han suprimido la clase de religión católica, algo políticamente incongruente.

 Una de las oraciones diarias, mirando hacia Makkah, en plena vía publica
Los musulmanes no reconocen que su religión es una de tantas, con el agravante de que no pueden discrepar en nada, como tampoco han conseguido independizar su creencia de la política, dado que su divulgación es un credo político-religioso, sin contar con las molestias ocasionadas al interrumpir la vida/vía pública durante los 3 ó 5 rezos diarios. Y eso que cuentan con más de 1.500 centros de rezo para casi 2.000.000 de creyentes en España.

Una de las operaciones diarias, mirando hacia Makkah, en plena labor del campo 
Cada día que pasa está más claro que hay que invertir en los países donde se origina la inmigración, es decir, hay que regalar cañas de pescar en lugar de regalar el pescado, aunque lo impida el pelelismo políticamente correcto, porque si no las lágrimas, en vez de sonrisas, aflorarán irremisiblemente en las mejillas de los incrédulos, y sin remedio.

ALFONSO CAMPUZANO
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martes, 20 de noviembre de 2018

PAÍS EN ALMONEDA

La incongruencia de toda democracia es que los partidos políticos que la representan presumen de tener normas autocráticas – Alfonso Campuzano

Que nadie se lleve a engaño, los partidos políticos hegemónicos de los últimos cuarenta años sabían lo que se perpetraba en la región catalana, aunque confiaban en que las reglas del iniciado juego partitocrático no se romperían, ignorando que la mente humana, en su soberbia, es muy retorcida cuando se trata de alcanzar el poder, y después…
El Centro Nacional de Inteligencia (C.N.I.), cuyo nombre se estrenó en 2002, debe tener información suficiente para presentarla en cada momento que sea requerida por el presidente del Gobierno. Pero en Política, cuyos vericuetos son diferentes a los de la ciudadanía que vota, ante avisos peligrosos para el Estado español, no fueron lo suficientemente convenientes para abordar su ya trazada ruta umbilical.
Los españoles han sido engañados con ocurrencias, con delirios de grandeza, consiguiendo sembrar la semilla que habitualmente se recoge con el nombre genérico de marca blanca, que viciadamente se denomina demanda social, por los gobiernos de Felipe González actualmente muy preocupado con el desafío independentista catalán, pero timorato con Jordi Pujol en el desfalco de Banca Catalana, cediéndolos Fondos Europeos de Cohesión y el 30% de la recaudación del IRPF, incluyendo más autogobierno; de José María Aznar incrementando las competencias catalanas tras el Pacto del Majestic; de José Luis Rodríguez Zapatero blindando estatutariamente las atribuciones catalanas en contra del Estado español; de Mariano Rajoy exhibiendo una magnífica ineptitud gubernamental, durante su sexenio de sesteo, sobre todo en la melindrosa gestión catalana; de Pedro Sánchez catalogado de plagiario, interino y okupa monclovita, dedicado a decretar autocráticamente sin legislar, mientras traiciona a la Constitución’78.
Y es que la codicia de los políticos autonómicos insolidarios a los que habría que recortar vicios, porque no cotizan lo suficiente a la Caja de Pensiones, pensando erróneamente que la longevidad puede acabar con ella, cuando lo que se percibe es que no saben gestionar el dinero ajeno a su bolsillo, han conseguido debilitar al Estado español, siendo responsables ante la Historia de haber permitido la desigualdad entre españoles, invirtiendo más infraestructuras en unas regiones que en otra.
Los españoles han sido defraudados, dado que nadie se puede tomar en serio que se puedan arreglar los destrozos mentales provocados mediante un adoctrinamiento continuo de más de cuarenta años, como cuando fueron convocadas precipitadamente las elecciones catalanas en tan sólo cincuenta y tres días.
Un artículo 155 de la Constitución’78, gazmoño, que no cambiaría sustancialmente el arco parlamentario catalán, que no disolvió el cuerpo policial de los Mozos de Escuadra, que no se clausuró la cadena televisiva TV3 –que prohíbe hablar en castellano, tanto al entrevistador como al entrevistado–, que daría más alas a los partidos independentistas y desestabilizadores, aún sin ilegalizar, que podría acarrear consecuencias imprevisibles, como las que se están viviendo, desconociendo la luz del final del túnel.
En el horizonte de la torpedad del Gobierno correspondiente se distingue una incomprensible debilidad estatal, fomentada por la cerrilidad que ha permitido participar a políticos insaciables fuera de la legalidad vigente –olvidándose de los Códigos Civil, Penal, Mercantil–, que se muestra solidario con el extraño, pero insolidario con el vecino, de muy difícil remedio.

ALFONSO CAMPUZANO
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lunes, 12 de noviembre de 2018

LA MODA PATERISTA

Desde el principio de los tiempos, ante la adversidad cotidiana, la emigración es una elección que practica todo ser vivo animado – Alfonso Campuzano

Cuando un turista español viaja a cualquier país del mundo, y no digamos si es africano, en la agencia le avisan que necesita un seguro de cobertura médica, en caso de accidente o de enfermedad, porque aunque el servicio sea urgente, la entidad sanitaria exigirá el pago de los gastos por adelantado.
Sin embargo, la dadivosidad española, por ahora ilimitada, admite que cualquier ciudadano del mundo, sin documentación en regla, sea visitado médicamente, ya sea urgente o no, y sin control administrativo. Es un ejemplo evidente de falsa caridad, falsa solidaridad, falsos derechos humanos, porque alguien tiene que pagar el dispendio generado por la atención que, como siempre, no cabe la menor duda que será el contribuyente mediante impuestos, casi confiscatorios.
Tratar de impulsar la inmigración ilegal, desde el flipe de lo políticamente correcto, es de personas amorales, ignorantes, insensatas, miserables, que abusan de la solidaridad contando con el dinero que no es suyo propio, puesto a buen recaudo.
¿Qué virus ha invadido a las mentes de los políticos occidentales para hacerlos considerar que los emigrantes indocumentados, además de violentos, son buenos para el país que los acoge? ¿En que doctrina aprendieron tal falsa caridad, tal falsa solidaridad, tales falsos derechos humanos? Porque actualmente cualquier inmigrante, violando la ley vigente, entrando ilegalmente, tiene total y gratuito acceso al sistema sanitario de todos los hospitales españoles, incluso entrando en la lista de espera de cualquier trasplante, también para subvenciones, vivienda, escolaridad, estando siempre, gracias a la Asistencia Social, en mejores condiciones que cualquier español.
El bienquedismo de lo políticamente correcto confunde la contrapartida con el racismo. El buenismo de lo políticamente correcto confunde el control de fronteras con la xenofobia. El buenrollismo de lo políticamente correcto confunde el uso racional de la inmigración con el fascismo. El pelelismo de lo políticamente correcto confunde el acatamiento de la ley vigente con el nazismo.
Supuestamente, el paterismo ha contribuido a representar un tráfico de seres humanos –bien pagado y bien reglado, aunque no reconocido oficialmente ni siquiera de oficio–, es decir, adultos y menores de edad, que huyen de la guerra, de la inestabilidad política, de la miseria, previo pago entre 500 y 5.000€, que se arriesgan a cruzar el mar Mediterráneo en balsas de plástico, en pateras de madera, incluso con motor, o bien en lanchas rápidas, habitualmente involucradas en el narcotráfico.
Y cuando el dinero ahorrado es insuficiente, con tal de emigrar, se compensa mediante el planteamiento de ofrecerse para transportar estupefacientes, convirtiéndose en un delincuente, incluso antes de pasar la frontera indocumentado.
Como dato, se sabe que un vuelo entre Marruecos y España vale, como mínimo,  entre treinta y doscientas veces más barato, más cómodo y, sobre todo, más seguro, que alquilar una patera a la mafia de turno, porque con estas cantidades que pagan bien podrían conseguir una documentación en vez de arriesgar su vida ilegalmente.

ALFONSO CAMPUZANO
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viernes, 2 de noviembre de 2018

EMIGRACIÓN CLIMÁTICO-ECONÓMICA vs RELIGIOSA

La configuración externa del planeta azul, en su viaje espacial, varía con las épocas, de ahí que sus habitantes animados se desplacen a mejores territorios para sobrevivir – Alfonso Campuzano

La ancestral emigración económica, por los siglos de los siglos, se ha ido convirtiendo paulatinamente, en ciertos puntos occidentales del globo terráqueo, en una emigración religiosa tan imparable que la Unión Europea no ve solución a corto ni a largo plazo, mientras tanto, el multiculturalismo se incrementa sin visos de integración social, y que se canaliza hacia la desaparición de los países acogedores.
Peor aún es la inadmisible dejación de funciones de los políticos europeos, en plan de brazos caídos, que no han llegado a entender ni la mínima parte de lo que significa una avalancha tras otra de inmigrantes religiosos, sobre todo ilegales, con sus mentores intolerantes, hasta facilitar su expansión quebrantando la cultura ancestral europea.
La población del continente africano, que supera los mil millones de habitantes, en su lucha por subsistir, continúa anclada en lo tribal, mientras que los hampones, para fomentar la emigración clandestina y alimentar su propia faltriquera, han dado una voz de alarma, propagando que no existe negocio futuro, consiguiendo que el continente se desmantele, se deshabite.
Así que el enorme potencial de sus fuentes de energía está siendo aprovechado fundamentalmente por magnates chinos que están haciéndose dueños mediante inversiones en amplios territorios para convertirlos en despensa de su país.
El continente europeo, al no estar despoblado, no puede ni debe acoger indiscriminadamente, y sin límite, a toda persona inmigrante, sin saber si hay documentación suficiente para ellos, bajo la moda pelelista de lo políticamente correcto como es viajar indocumentado, premisa con la que puede ser tachado de transgresor de la ley.
El buenismo de lo políticamente correcto está llegando a un punto tal que no sabe diferenciar entre lo que es, de toda la vida, ayuda humanitaria y trafico ilegal humano. El buenrrollismo de lo políticamente correcto está llegando a un punto tal que no sabe diferenciar entre la legalidad y la connivencia con las mafias traficantes de personas. El bienquedismo de lo políticamente correcto está llegando a un punto tal que desconoce lo que es favorecer y potenciar la irregularidad de personas.
Todas estas actuaciones dirigidas desde la política, con el fin de ganar votos, ensanchan el popularismo a la vez que se convierte en una bomba de relojería ante la ya extendida tiranía de las minorías étnicas y sus logros sociales a costa de las mayorías, dan lugar a una tropelía desde el momento en que el derroche no hace distingos entre inmigrantes documentados e indocumentados.
Todo ello con la inestimable e inexcusable ayuda, convertida en trucos, de la figura denominada Asistencia Social, mediante presuntos manuales ofrecidos para anteponerlos a los desempleados nativos en proyectos, en viviendas, en contribución al arrendamiento, en renta de garantía de ingresos, en conseguir ahorrar en el transporte o en ambulancia, etcétera.
Se esquilma, mediante impuestos, es decir, en presunto desacuerdo con la intención del contribuyente para entregárselos, como si fuera un derecho, a quienes no muestran gestos de avenencia hacia unas obligaciones compensatorias de acogida.
La inmigración actual, climática, económica o por huida, no se soluciona tal como está planteada en los despachos políticos, sino con valentía inversora en los focos territoriales de origen, porque cuando se concede dinero a alguien a cambio de nada es como si le despojara de su amor propio, pero eso suena exótico.

ALFONSO CAMPUZANO
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viernes, 19 de octubre de 2018

LA LEGITIMIDAD DE LAS FRONTERAS

Las fronteras entre países no son un capricho humano, sino una defensa a ultranza ante la delincuencia, las enfermedades, la intolerancia, la violencia – Alfonso Campuzano

Tienen razón aquellos que, de vez en cuando, para excusar lo inexcusable, manifiestan que España ha sido, incluso continúa siendo, un país de emigrantes económicos, pero nunca jamás en avalancha –porque si, a alguna ONG, le disgusta la palabra avalancha es mejor que no la utilice– ni en burbuja.
Inmigrantes/refugiados, ya sean climáticos o económicos, ha habido desde que la especie humana habita este planeta azul. La diferencia con la época actual es que en las anteriores no había tecnología que siguiera en directo, y en tiempo real, lo que ocurre como continuación de todo lo que ya ha ocurrido. Es un déjà vu, aunque no se acepte.

                Asalto violento de una frontera
La emigración, el exilio, la huida, el refugio, sólo puede efectuarse, como siempre ha sido, hacia Occidente, porque la cultura oriental, mediante sus rígidas e inexpugnables fronteras, está herméticamente cerrada a la admisión ilegal exterior.
La emigración puede llegar a ser un derecho, pero no se debe olvidar que a todo derecho le asiste una obligación, a modo de reciprocidad. El derecho se ha convertido en una ayuda, –nada es gratis–, que paga la presión fiscal permanente e in crescendo, instaurada por el Estado receptor, sobre los sufridos contribuyentes legales para poder financiar a los nuevos pobladores ilegales.

                     Asalto indocumentado de una frontera
Es por eso que la obligación de toda persona ilegal acogida debe buscarse un empleo, en lugar de mantenerse a base de asistencia de prestaciones sociales in aeternam, para tratar de paliar conscientemente el gasto que genera su estancia.
La sensatez en materia de inmigración, si es que existe, debería comenzar por los políticos, es decir, no engañar a los votantes, a los contribuyentes, con falsas premisas, falsas promesas, falsas expectativas, a base de falsa caridad, de falsa solidaridad, de falsos derechos humanos, ofreciendo lo que no se tiene, porque los Presupuestos Generales del Estado, al no ser elásticos, no pueden dar para más, a no ser que los políticos aterricen y dejen de tener sueldos y prebendas inalcanzables para cualquier trabajador.

                     Asalto clandestino de una frontera
No debería ser necesario reseñar que toda emigración es aceptable, siempre que sea legal, y nunca jamás clandestina e impuesta, porque los países donde más lo aprecian son aquellos que tienen leyes y normas más rígidas, y traspasar la línea roja puede conducir a la muerte.
Es posible que en la idiosincrasia de ciertas ONGs no existan ciertas fronteras, lo cual es una grave contradicción socio-sanitaria. Sin embargo, éstas fueron creadas por los Estados para que quien las traspase debe estar documentado, no ser violento ni alardear de ello; para dar seguridad personal y social a sus ciudadanos contra personas ilegales, contra malhechores, contra personas portadoras de enfermedades infectocontagiosas, algunas mortales de necesidad.

                  Asalto ilegítimo de una frontera
Antes de cualquier admisión se debe exigir un quid pro quo, sea de cualquier raza, religión, pues no se trata de racismo ni de xenofobia, sino de una asimilación de los valores de la sociedad que les acoge, y sobre todo tolerancia, porque no es bueno atraer a vagos y maleantes, sino a personas que acepten la cultura y las costumbres, además de aportar su saber y su trabajo.
Tanto la caridad como la solidaridad jamás se deben imponer, pues aquél que trate de imponerlas colectivamente debe dar ejemplo.

ALFONSO CAMPUZANO
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miércoles, 10 de octubre de 2018

jueves, 27 de septiembre de 2018

PROPINA vs ECONOMÍA VARIABLE

La propina debería ser un gesto de agradecimiento, pero nunca jamás una imposición, casi empresarial, que supliera defectos pecuniarios y mantuviera una economía sumergida dirigida hacia la corrupción – Alfonso Campuzano

La propina para un español, dada la consecución de un sueldo mínimo interprofesional, es un agradecimiento muy particular a un servicio muy concreto, porque se supone que todo profesional ejerce lo mejor posible, y sin esperar nada a cambio como muestra de gratitud.


Y conviene recordar que la propina está arraigada en unas profesiones más que en otras, incluso en algunas es inconcebible como que, en ciertos países, lo consideran tal oprobio que inician una persecución hasta conseguir devolverla.


Es cierto que antes de los años ochenta había oficios, quizá por falta de regulación adecuada, como por ejemplo la hostelería, en que las familias vivían casi exclusivamente de las propinas, mientras que hoy día no tanto, salvo como algo  meramente extraordinario, y sin ser fundamental, a lo que nadie hace ascos, porque para eso está presente el sueldo mensual.


Sin embargo, traspasando la frontera española, en los oficios que no han conseguido un sueldo mínimo interprofesional medianamente digno, la propina trata de suplir los defectos, es decir, estipula una imposición con cargo al cliente, que no a la empresa, avalada por..., lo que supone un tanto por ciento más en la factura final de la consumición, muchísimas veces en desacuerdo con tal cantidad.


Tales propinas, si se piensa con detenimiento, no están al corriente con el correspondiente ministerio de Hacienda, lo que significa cruda y llanamente dinero black, da igual que sea poco, o muchos pocos, porque a la larga, se quiera reconocer o no, entran en el terreno resbaladizo de la corrupción.


Tanto se critica al reino de España por muchas cosas, quizá demasiadas, pero no precisamente por las propinas. Sin embargo, sí se mantienen obligatoriamente en casi todos los países europeos y americanos tal dinero negro generado, que compensa y, sobre todo, protege una economía sumergida.


Da lo mismo que sea un país primermundista que tercermundista, porque la exigencia es similar en cuanto uno se ausenta de España, con pelaje de turista, ya sea por vacaciones en cruceros, a playas, a visitar monumentos, o bien por motivos estrictamente laborales.


Otra cosa es la política que, sin ser reconocida como profesión, sus protagonistas pretenden que lo sea, agrandando los vicios intrínsecos que tiene la propina, es decir, añadir al sueldo una serie inacabada de beneficios, que no cotizan al ministerio de Hacienda y, menos aún, a la Seguridad Social, lo cual se traduce institucionalmente en dinero opaco e insolidario, encaminado hacia la corrupción.


He aquí la exposición de una serie de propinas, con o sin crisis, a las que tienen acceso Sus Señorías, y que no disfrutan las demás profesiones:
Asistentes personales, tan criticado a los funcionarios militares, tanto oficiales como jefes, en época dictatorial, hasta conseguir hacerlos desaparecer, aunque resucitados en la actual partitocracia;
Complementos remunerarios varios;
Cuotas mensuales gratis de los teléfonos celulares con wifi y de los fijos con fibra;
Alojamientos, sobre todo en hoteles de cinco estrellas, gran lujo, cuyo ejemplo más sangrante ha sido el de un diputado catalán, en un hotel madrileño situado frente al Congreso de los Diputados, en suite reservada con nombre propio durante 24 años, aunque utilizada aproximadamente 72 días al año.
Chóferes particulares;
Comidas de trabajo en restaurantes de postín;
Comisiones de duración interminable;
Computadoras y teléfonos celulares personales de última generación;
Despachos injustificables;
Dietas de todo tipo y condición;
Indemnizaciones postcargo público, que nunca jamás recibe un funcionario con plaza fija por oposición;
Pago de desplazamientos en taxi, kilometraje de automóvil propio; 
Pensiones estratosféricas, muy por encima de la máxima de los trabajadores que han cotizado toda su larga vida laboral;
Portavocías parlamentarias;
Secretarías;
Subvenciones estatales por grupo parlamentario;
Subvenciones por diputado;
Tarjetas de crédito personales;
Viajes, en clase de business, por tierra, mar y aire;
Vehículos del parque móvil, que tanto se censuró a oficiales y jefes militares, en época dictatorial, hasta hacerlos desaparecer.
Unas propinas que no cotizan lo que debieran, y que son pagadas con los impuestos de los exprimidos señores contribuyentes.

ALFONSO CAMPUZANO
         
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