lunes, 25 de enero de 2016

JORNADAS DE FRONTERAS ABIERTAS




Las culturas opuestas nunca jamás deben imponer más que el respeto mutuoAlfonso Campuzano


Las fronteras soberanas de un territorio, por muy pequeño que sea, son sagradas en todo el mundo. Pese a que se denomina Unión Europea (U.E.) se observan desavenencias en las representaciones culturales, demográficas, idiomáticas y políticas. A la inmigración subsahariana sin papeles, sin solución de continuidad, ha sucedido el éxodo de refugiados y exiliados asiáticos huyendo, desde hace cuatro años de una guerra consentida e interminable. 
Hay que hacer caso a Bruselas: abrir las fronteras soberanas de la UE, comenzando por España, Italia y Gracia. ¿Por qué no? En cuanto los inmigrantes pisen territorio español, y pasen control sanitario, vacunación masiva, reposición física y... se les facilitará transporte adecuado y directo a donde quieran residir. Bruselas predica sin ejemplo, pues como no hay medios para aguantar esta avalancha humana insostenible para el erario público español, léase contribuyente, se envía sin empaquetar, aunque con mucho love. Posiblemente éste sea el mensaje adecuado que mejor entiendan los europarlamentarios.
 La inspección minuciosa del tráfico migratorio, así como de los comprobadores del buenismo, basado en una política rayana en una sensiblería desprovista de autocensura hacia los rendimientos alcanzados cuando desarrolla planteamientos de asistencia a los desamparados, es un método de conducta que, en la mayoría de las ocasiones, resulta ser inadecuado y nocivo para solventar las dificultades de un país.
La picaresca, ayudada por las mafias incansables e incontrolables, llega a proponer hasta el incumplimiento de requisitos legales, tras el efecto de llamada de Alemania, como oponerse a cruzar por la zona limítrofe dispuesta, mediante un horario, para diligenciar instancias de refugio; rechazar a ser inventariados; suprimir materialmente los pasaportes; impedir el registro de huellas dactilares, encaminado hacia lo que será infracción traspasar indebidamente la frontera o destrozar una barrera.
Sin embargo, ya comienzan a oírse voces políticas que, si antes clamaban por la libre circulación de personas para obtener sus votos de poltrona, van rectificado sus discursos al decir que esto no significa que tengan libre acceso a los sistemas sociales nacionales, sino más bien una limitación del auxilio social para los inmigrantes/refugiados sin trabajo.
La católica Polonia, ha dejado muy claro, aunque sólo para quien quiera oír y, sobre todo, escuchar, que en su territorio soberano no quiere albergar a ningún refugiado de religión mahometana, porque considera que, aunque huyen de su país, nunca jamás se adaptan al territorio que les da asistencia y cobijo, lo que corrobora que ciertos países tolerantes con el multiculturalismo reconocen, siempre en petit comité, que ciertas culturas no olvidan sus costumbres, incompatibles con la educación recibida por los habitantes occidentales, sobre todo por su discriminación sexual.

No se debe olvidar, aunque en ocasiones se aprovecha para indicar que es políticamente incorrecto que, tanto la dignidad como los derechos inviolables y garantías de las personas deben ser aplicadas a ambas partes, es decir, a los autóctonos y a los inmigrantes. Sin  embargo, ante tanto caos se está tratando de eliminar la cultura occidental con el fin de no herir los sentimientos de la cultura oriental. Alguna generación tendrá que arrepentirse. Alguien en su sano juicio ¿no entrevé que se está  hiriendo la sensibilidad hacia la cultura occidental? Pues parece que no, porque esto es actualmente lo políticamente correcto.

Alfonso Campuzano
Sigue a @AIf0ns0

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