lunes, 13 de julio de 2015

DONACIÓN DE ÓRGANOS

El ámbito recíproco de los implantes orgánicos es conflictivo cuando se huye de la inspección sanitaria y científica por estar desnortada la deontología médica - Alfonso Campuzano


Los progresos conseguidos con la investigación médica actual llegan a fomentar una ocupación laboral de alto beneficio como son las implantaciones de vísceras humanas tipo corazón, esófago, estómago, hígado, intestino, pulmón, riñón, uréter, vejiga, etcétera. Ello hace que la lista de espera de los futuros receptores sea hasta una decena de veces superior al número de órganos que se trasplantan anualmente, gracias a que existe una teórica bolsa de donantes y a la sensibilización por medio de la publicidad mediática.
La predisposición vigente en esta materia indica un avance en esta transacción quirúrgica que, cuanto más se averigua, más nebulosa parece, porque todo el planteamiento que se conoce no está ni mucho menos tan claro.
Ejemplos poco edificantes son los Emiratos Árabes que, hasta el momento, no disponen de un proyecto de cesión de órganos o, sin ir más lejos, Italia que se mantiene en un censo exiguo de donaciones. Ambos prefieren buscar, al precio que sea, sin pensar, incluso el más económico posible, fundamentalmente en otros países orientales como, por ejemplo, en India. Es aquí donde el ámbito de reciprocidad comienza a ser conflictivo, donde la deontología médica y las disparidades colectivas están desnortadas, tal que huyen de la inspección sanitaria e incluso de la comunidad científica.
Partiendo de la base que no es lo mismo comerciar que trapichear, dada la gran disparidad entre el ofrecimiento y las solicitudes, sólo para aquellas mentes perversas, se puede llegar a la adquisición facinerosa de órganos internos humanos, mediante tareas siniestras como en China, donde los órganos de los reos, ajusticiados con tiro en la nuca, se destinan a trasplantes de personas acaudaladas o forasteras, que abonan por ello.
Al margen de la Sanidad habitual han crecido compañías publicitarias que recomiendan viajes, denominados vacaciones quirúrgicas, por cierto, nada turísticos como, por ejemplo, llegar a tal o cual país, ya sea para adquirir y trasplantar el órgano que necesita su deteriorado organismo o para hacerse un tuneado estético.
Tanto el hígado como el pulmón, cuyos componentes se reparan a sí mismos con mucha celeridad, se pueden trasplantar tan sólo una porción de los mismos a un niño sin desarrollar ningún inconveniente, que no se podría de otro modo. Sin embargo, los órganos infantiles no se deben ni se pueden trasplantar a personas adultas, pese a que se intenta y se hace con consecuencias nefastas, tanto para el donante, en ocasiones forzado, como para el receptor.
 Para todo trasplante es necesario contar con unos avales idóneos y condiciones apropiadas, pese a obtener teóricamente un órgano en buen estado, ya que el receptor puede adquirir enfermedades infectocontagiosas del tipo hepatitis, sida, etcétera.
En ocasiones se puede seleccionar el donante. No obstante, se debe diferenciar la donación de órganos entre vivos como cuando se trata de un órgano doble, por lo que el donante vivo puede recibir una retribución al ofrecerse a una solicitud, sobre todo en un país oriental, es decir, en este caso se trata de una concesión remunerada.
Por último, ¿qué sustancia proteica fabrica la madre durante el embarazo para que el feto, un cuerpo extraño, sea histocompatible con ella porque si no lo fuera causaría aborto? Esta sustancia es necesaria para las personas trasplantadas.




    Alfonso Campuzano
     Sigue a @AIf0ns0

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