El
ámbito recíproco de los implantes orgánicos es conflictivo cuando se huye de la
inspección sanitaria y científica por estar desnortada la deontología médica - Alfonso Campuzano
La predisposición vigente en esta
materia indica un avance en esta transacción quirúrgica que, cuanto más se averigua,
más nebulosa parece, porque todo el planteamiento que se conoce no está ni
mucho menos tan claro.
Ejemplos poco edificantes son los
Emiratos Árabes que, hasta el momento, no disponen de un proyecto de cesión de
órganos o, sin ir más lejos, Italia que se mantiene en un censo exiguo de donaciones.
Ambos prefieren buscar, al precio que sea, sin pensar, incluso el más económico
posible, fundamentalmente en otros países orientales como, por ejemplo, en India. Es aquí donde el ámbito de reciprocidad comienza a ser conflictivo,
donde la deontología médica y las disparidades colectivas están desnortadas,
tal que huyen de la inspección sanitaria e incluso de la comunidad científica.
Partiendo de la base que no es lo
mismo comerciar que trapichear, dada la gran disparidad entre el ofrecimiento y
las solicitudes, sólo para aquellas mentes perversas, se puede llegar a la adquisición
facinerosa de órganos internos humanos, mediante tareas siniestras como en
China, donde los órganos de los reos, ajusticiados con tiro en la nuca, se destinan
a trasplantes de personas acaudaladas o forasteras, que abonan por ello.
Al margen de la Sanidad habitual
han crecido compañías publicitarias que recomiendan viajes, denominados
vacaciones quirúrgicas, por cierto, nada turísticos como, por ejemplo, llegar a
tal o cual país, ya sea para adquirir y trasplantar el órgano que necesita su
deteriorado organismo o para hacerse un tuneado
estético.
Tanto el hígado como el pulmón,
cuyos componentes se reparan a sí mismos con mucha celeridad, se pueden
trasplantar tan sólo una porción de los mismos a un niño sin desarrollar ningún
inconveniente, que no se podría de otro modo. Sin embargo, los órganos
infantiles no se deben ni se pueden trasplantar a personas adultas, pese a que
se intenta y se hace con consecuencias nefastas, tanto para el donante, en
ocasiones forzado, como para el receptor.
Para todo trasplante es necesario contar con
unos avales idóneos y condiciones apropiadas, pese a obtener teóricamente un
órgano en buen estado, ya que el receptor puede adquirir enfermedades
infectocontagiosas del tipo hepatitis, sida, etcétera.
En ocasiones se puede seleccionar
el donante. No obstante, se debe diferenciar la donación de órganos entre vivos
como cuando se trata de un órgano doble, por lo que el donante vivo puede
recibir una retribución al ofrecerse a una solicitud, sobre todo en un país
oriental, es decir, en este caso se trata de una concesión remunerada.
Por último, ¿qué sustancia proteica
fabrica la madre durante el embarazo para que el feto, un cuerpo extraño, sea
histocompatible con ella porque si no lo fuera causaría aborto? Esta sustancia
es necesaria para las personas trasplantadas.
Alfonso Campuzano
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