1º) ¿Cómo surgió su vocación como escritor?
Recuerdo que siempre he escrito. Era como una
reserva a mi profesión medico-quirúrgica, lo mismo que tenía una segunda
especialidad médica. Al principio, quizá como entrenamiento, y entretenimiento,
cada día del año se me ocurrían frases que elaboraba hasta que consideraba que
merecía la pena que fueran archivadas hasta poder colocadas en el lugar que las
correspondía. Posteriormente, y siendo ya estudiante universitario, inicié mi
andadura como articulista colaborador de periódicos locales y alguna revista de
tirada nacional.
2º) ¿La escritura descargaba la tensión
ejercida por su profesión?
Era tanto una descarga de la tensión como un
refugio, sobre todo cuando escribía artículos para revistas médicas de mi
especialidad. Sí es cierto que durante una década escribí compulsivamente,
aunque tanta letra no saliera a la luz pública, pese a haberme presentado a
varios concursos literarios, ya que existían grandes dificultades para el envío
de manuscritos, solventadas por la mensajería que ofrecía la entrega urgente,
hecho superado hoy día mediante el correo electrónico.
3º) ¿Fue fructífera aquella etapa de su vida?
Durante aquella década, aparte de cumplir mis
obligaciones profesionales medico-quirúrgicas, tanto públicas como privadas,
llegué a escribir varios relatos y cuentos que, una vez pasado el tiempo,
cuando los he releído considero que han resultado ser propios de una escritura
intemporal del pasado pensando en el futuro.
4º) ¿Considera que su novela LA BURBUJA BLINDADA es una
buena obra?
En el proceso creativo, tanto el tema como la
elección de los personajes, empleé más de ochocientas horas, procurando hacer
que, al final, el contenido fuera ágil, ameno, cercano, cotidiano, creíble,
curioso, destacando su capacidad de entretener, positivo, que se
leyera de un tirón, donde no hubiera superhombres, sino personajes reales como
la vida misma que, aunque adictos al hedonismo, que bien pudieran
ser cualquier persona que conocemos, desde un vecino a un compañero de
trabajo, incluso un familiar, lejos de iconos masculinos inalcanzables, y
que llamara la atención por las atmósferas urbanícolas.
En resumen, la novela es un canto a la vida, al
carpe diem por parte del protagonista, que merece la pena ser leída, regalada a
los amigos, que la criticarán con cariño, incluso también a los enemigos que,
por lo menos, la expondrán en un vitrina.
Publicada por Cantabria Liberal
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