La historia general de la vida en el planeta Tierra tiene infinidad de
capítulos inconexos y deslavazados con muchos más agujeros negros que puntos de
luz. Sin embargo, una vez descubiertos y analizados, se transforman en una
aurora, aunque difícilmente se traducen y tienen cabida en los libros
oficiales.
La impresión actual que da, tanto para los divulgadores como para los
simpatizantes, es que los períodos fríos siempre han sido más largos que los
cálidos. Sin embargo, dada la ciclogénesis de este planeta, si la última edad
de hielo está datada hace unos casi trece mil años, última glaciación conocida,
momento en que variando la temperatura paulatinamente hacia el calentamiento,
llamado últimamente global, quiere decir que, en cualquier momento, reaparecerá
nuevamente la siguiente glaciación, se acepte o no, porque el deshielo da lugar
al hielo, y así sucesivamente, mientras este planeta no desaparezca.
Es así como el planeta Tierra, con el paso de los siglos y de los
milenios, varía su temperatura, siempre ayudada por la mano del
hombre que busca la evolución y no el anclaje de los seres vivos, pues según la
época, unas especies tienden a desaparecer para que otras aparezcan, y se
adapten al medio.
Un planeta cuyo medio líquido ocupa tres cuartas partes no debería
desarrollar más que tecnología para aprovecharla y no preocuparse, como
se preocupan cada vez más por la falta de agua, lo que significa falta de
ideas. El agua está a la vista, está en los océanos, está en los ríos, está en
el subsuelo, por lo que descubrir la tecnología para poder utilizarla es un
reto para un futuro inmediato.
Cada medida del tiempo que se utiliza con la correspondiente fase de cambio
climático el planeta se adapta lo mismo que el género humano, cuando es consciente,
quizá tarde, pero lo hace. Los derrotistas quieren preparar a la población sola
y exclusivamente para un posible calentamiento, pero ¿también para una
glaciación, por si acaso sus previsiones están equivocadas? Es difícil ponerse
de acuerdo en un tema en el que no hay unanimidad de criterios a la hora de
analizar los estudios con modelos climáticos actuales sin que exista una
hipótesis correcta, no porque no pueda serlo, sino porque nadie conoce dónde
habita la verdad para seguir su camino. Dada la tecnología actual, cuando
se propone dar un ejemplo de algo saltan miles a la palestra, lo cual no quiere
decir que el sendero seguido sea el verdadero si se desconocen la mayoría de
las leyes naturales. La Humanidad camina entre sombras.
La naturaleza tiene una ley máxima, que utiliza una parte de la especie
humana para hacer demagogia barata, que se puede reconocer o no, aplicada a
todos los reinos y especies que pueblan este planeta Tierra, que al olvidarla
aparecen las catástrofes irrecuperables con lamentaciones hipócritas,
dependiendo de que se entienda en su totalidad: sólo sobreviven los más
fuertes, que no se olvide, en todas las especies, aunque se gasten cantidades
ingentes de dinero en programar su supervivencia.
Todos los países se diferencian por su economía y eso hace que no se pongan
de acuerdo. En todo aumento de temperatura puede ocurrir, sin avisar, un
estancamiento, incluso un enfriamiento temporal que, si se perpetúa, puede
abocar a un enfriamiento global, hasta ahora, no contemplado. Si la
totalidad del planeta consiguiera aunar sus esfuerzos en hacer lo que ciertos
grupos obsesionados por lo que llaman cambio climático, en busca de unos
beneficios medioambientales egoístas, posiblemente lo que consigan es lo
contrario del calentamiento, es decir, el enfriamiento, y nos adentraremos de
golpe en la siguiente era glaciar, que a punto está.
Es difícil enunciar una premisa verdadera porque no se sabe siquiera si
ésta existe, por lo que cualquier premisa puede ser desbaratada por falsa. Los
sistemas climáticos Ártico y Antártico son diferentes y también el grosor
del manto de hielo. Los casquetes polares son cada vez mayores.
Cada generación tiene que resolver su propio experimento.
Cuando los gurús del clima hablan de reducir los gases en la Tierra se olvidan que la
especie humana suma siete mil millones de habitantes y que existen casi ocho
millones de especies animales, aunque sólo se conocen algo más de un millón,
emitiendo regüeldos a placer.
Sigue a @AIf0ns0
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