El dinamismo que se observa en la vida es similar al observado
en el clima, y desde siempre – Alfonso Campuzano
Algunos piensan que este cambio
climático, machaconamente aireado a diario por cualquier vecino, además de
haber oído mensajes y visto imágenes reiteradas hasta la saciedad, no ha sido precedido por otros
desconocidos, por no haberlos vivido, aunque señales han quedado, para quien
quiere leerlas.
Cada Edad, incluso cada
civilización terrestre, deja su impronta, que es lo natural, para que las
posteriores analicen con cierta curiosidad todo aquello que no ha dejado huella
escrita mediante imprenta.
Siempre ha existido casi todo de lo
mismo, aunque sin darnos cuenta, fundamentalmente porque así lo dicen los
medios de comunicación manejados, que lo magnifican todo, aunque apenas se
entienda.
Unas noticias que, hace cinco
siglos, se desplazaban a bordo de un barco de vela, o bien mediante una
caravana terrestre, hoy en día se reciben con la inmediatez generada mediante
ondas electromagnéticas, lo que hace parecer asimétrico. Por lo que, estas
noticias son proporcionales al número de habitantes de este planeta, y como
siempre, en la variación está la proporción y, sobre todo, el gusto.
El aumento de la población humana terrestre,
lo mismo que de otras especies, tiene que hacer variar los comportamientos
naturales como los derivados, es decir, aumento consumo energético,
emigraciones, enfermedades infecto-contagiosas, escasez de agua, inseguridad,
inundaciones, mortandad, olas de calor, sequías, tormentas, etcétera.
Cuando un clima cambia, que lo
está haciendo de manera ininterrumpida desde el precipicio de los tiempos, los
ecosistemas y el medio ambiente cambian, y con ellos, se quiera reconocer o no,
los especímenes de cualquier especie, incluida la humana, se adaptan, emigran, evolucionan,
mutan, o mueren.
Si el ecologismo se trata de un movimiento ideológico,
cuyo cometido político alcanza a todos los estratos de la sociedad, que
modifica lo existente en busca de lo adecuado, existe una consolidación social, y casi asumida, dada la percusión que años
lleva, de que los gases industriales expelidos en sus diferentes formas, y
desde diferentes lugares, son los auténticos responsables del cambio climático
actual y del calentamiento global, aunque sin especificar.
La polución marca la
diferencia, de tal manera que los vehículos a motor representan una expulsión
de CO2 de poco más del diez por ciento, mientras que la vivienda supera el
cincuenta por ciento, cuando hay que ofrecer más atención a la variación del eje terrestre. Y es que con la comunicación nace y se desarrolla la
manipulación.
No es extraño observar la
contradicción existente en las empresas que, por un lado, se dedican a
martirizar publicitariamente las promociones del desmesurado y conocido
consumismo salvaje y, por otro, les ha entrado la preocupación, y la prisa, por
conservar el medio ambiente y los múltiples ecosistemas, cuando consumismo es contrario
a conservar, y difícil de adaptar al reciclaje.
Sin embargo, es posible que pueda adaptarse,
siempre que lo ofrecido sea más atractivo y, sobre todo, que llegue a un
acuerdo para que el reciclaje sea tan rentable como el consumismo. Y parece que
sí lo es, siempre y cuando se invierta en mucha publicidad, al objeto de
intentar cambiar la sintonía del mensaje o bien resetear la sensibilización
social. Y en esto están.
Alfonso Campuzano
Sigue a @AIf0ns0
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