La profanación de un cuerpo en vida, previo consentimiento informado, sólo puede ser practicada en quirófano habilitado por el equipo quirúrgico titulado – Alfonso Campuzano
Es tremendamente extraño que una persona, en este caso, un ignorante e incompetente
en Medicina y Cirugía, aunque político, por muy alto cargo que sea, haya
invadido, inmiscuido y vulnerado el terreno de la intimidad, tan corporal como
privada, consagrada al ejercicio de la lex
artis médica, sin haber llegado siquiera a pedir permiso al interesado.
El hecho parece ser que ha ocurrido en un hospital español donde un
gerente, tomando el papel de llamado comisario político, ha actuado como si
fuera uno de los ayudantes del cirujano a fin de controlar el tiempo quirúrgico
empleado, lo cual tiene un error de base, pues ninguna intervención quirúrgica
es igual a otra. Cada cuerpo es único. Y las dificultades, si existen, son
totalmente diferentes.
Muy mal hecho por parte del cirujano, deontológicamente hablando, quizá con buena
fe, quizá bisoño, que lo invitó y permitió, sin que constase un documento de
consentimiento informado autorizado por la persona que sería operada aceptando que profanase su cuerpo anestesiado.
Muy mal hecho por parte del gerente que, por ética, aunque pueda presumir de haber sido
invitado, no debía haber aceptado. Como mucho, y es mucho pedir, podía haber
estado presente en el quirófano como lo está cualquier estudiante de Medicina en
prácticas pero, parece ser, no se limitó a esto, parecía que para él eso era
insuficiente, dado su cargo político, quiso tener información, metiendo mano en el cuerpo de otra persona, sin titulación adecuada y sin permiso.
Habrá que seguir postoperatoriamente a este paciente, ya que hubo un
insólito personaje que, por mucha voluntad que pusiera en aprender, ante su
bautismo quirofanero, difícilmente ha podido seguir con corrección el protocolo
de esterilización, a no ser que no fuera profano y lo haya hecho en anteriores
ocasiones, lo que muestra y demuestra una celosa reincidencia sin que se le haya
llamado la atención.
No es de extrañar que, entre el personal profesional y habitual de quirófano, ante este asalto, primeramente surgiera sorpresa y seguidamente
malestar.
Es lógico pensar que se debería abrir una documentación informativa y que la
autoridad competente llame al orden a este director gerente que, con su mal
entendido celo profesional, ha traspasado una barrera que debía haber sido
infranqueable. No hay escudo posible para esta indigna actuación. La
reparación del cuerpo humano exige un respeto que en nada se parece a la
reparación de cualquier otra materia. Hechos como éste, al violar y no salvaguardar
la confianza del paciente, están dando pie para que la familia se querelle
contra la institución.
El Colegio de Médicos de Menorca algo tendrá que decir, igualmente el Consejo
General de Colegios de Médicos ante este excesivo control político, tan poca sutileza
y desmesurada autocracia gerencial.
No obstante, esto mismo puede servir de aviso para aquellos médicos residentes, aprendices
de cirujanos, que pretenden realizar intervenciones durante su formación,
dirigidos por el cirujano jefe, pero sin haber intentado buscar el
consentimiento informado del paciente, que piensa y cree que lo va a operar la persona de su confianza, cuando no suele ser así.
La frase todo vale, tan usada como intolerable en
Política, jamás debe ser ni siquiera por casualidad cotidiana en Sanidad.
Alfonso Campuzano
Sigue a @AIf0ns0
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